_
_
_
_
CONTRATO CON EL DIBUJANTE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

En respuesta a su deposición

menudo Gobiernos, Cancillerías, Consejerías y Ministerios, reciben cartas de ciudadanos inverosímiles. Aún recuerdo el caso de una señora de Bilbao que gastó una fortuna en sobres y sellos para poner en conocimiento de las autoridades locales, regionales, nacionales, estatales e internacionales su angustioso problema: Tenía un horrible fantasma en la cocina que le hacía la vida imposible.

Una de estas misivas llegó por casualidad a mi poder acompañada de un amplio dossier en el que se adjuntaban las respuestas de los poderes y personalidades públicas a los que iba dirigida la alucinante epístola de esta dama en apuros. En todas ellas se despachaba el asunto con el habitual tono burocrático imbuido de esa mecánica que la Administración y los mandatarios emplean para responder tanto a un roto, como a un descosido, a un tema de enjundia o a una bagatela, a una recomendación o a una súplica, a un pesado, a un chalado o a un Premio Nobel.

Aznar, Garaikoetxea y el Vaticano, contestan a la carta sobre un 'hallazgo' oculto en las heces

Acabo de recibir copia del escrito recién elevado a las más altas instancias por Simón Laiseca un jubilado de la Naval metido a científico. Este hombre lleva veinte años observando excrementos, analizando heces, hurgando insistentemente en cagadas ajenas y atendiendo a los múltiples matices de las deposiciones, con el noble fin de buscar un remedio definitivo a uno dos de los males de la humanidad: el cáncer y el Sida. Tras dos largas décadas de investigación lombricera y otras tantas de correspondencia ha comenzado a celebrar el acuse de recibo de prohombres políticos e instituciones de calado a un texto en el que relata sus hallazgos en forma de escritura automática tal y como les transcribo a continuación:

Loscirujanosabenque soyeldescubridor delcancerydelsida porquecuandonospicaelano nosmandanllevar unaspocashecesanalizar enlospelosradiativos luegonosmandan sacarlaradiografía yventodanegra nosdicenquehayqueoperar porquedentrohayuntesoro paraloscirujanos lospelosradiativos quevanaloslaboratorios mientrasnosotros vamosalcementerio.

Sin ánimo de traicionar al autor traduzco por libre: Algo va mal cuando nos pica el ano. Entonces mucho cuidado con llevar las heces a la Seguridad Social porque se incautan de ese tesoro residual al que Simón llama 'pelos radioactivos' cuyo alto valor comercial sólo conocen el y algunos laboratorios multinacionales sin escrúpulos que se enriquecen con el potencial de nuestras heces enfermas, desechadas por ciertos cirujanos que, para despistar, nos envían al quirófano más próximo donde seremos abierto en canalillo sin remisión, evitando así atender el verdadero meollo terapéutico del asunto: el rastro de nuestra caca.

La respuesta a muchas preguntas sobre dos plagas letales contemporáneas se encuentra en las pelotillas que van quedando tras nuestro inevitable paso por el excusado y así se lo ha hecho saber entre otros a Carlos Garaicoechea, José María Aznar y el Vaticano.

La contestación a Laiseca del que fuera nominado en su día 'hombre del siglo' por Rafael Larreina , data de 1989 y escuetamente es esta:

'Estimado señor Laiseca. Le agradezco enormemente su carta. Creo que desde el Gobierno Vasco deberían ayudarle, y sugiero que encamine sus gestiones hacia el Departamento de Industria. Si en un futuro tenemos esa responsabilidad de Gobierno no dude en reiterar su gestión.

Atentamente Carlos Garaikoetxea'.

Frente al manifiesto voluntarismo del ex lehendakari la respuesta de José María Aznar, fechada hace un año en La Moncloa, está redactada con un estilo tecnócrata e hierático, muy fiel a la personalidad del Presidente del Gobierno:

'Estimado amigo: Unas breves letras para acusar recibo a su carta del pasado 1 de marzo.

Considero que no soy la persona que debe mantener una entrevista con usted, creo que es el Ministro de Sanidad o el Consejero de Sanidad de su Comunidad, más enterados del problema que expone. Envío copia de carta a ambos. Un cordial saludo. José María Aznar'.

El Vaticano mucho más sensible a los requerimientos de Laiseca responde en puño y letra del Secretario Pontificio para la Pastoral Sanitaria:

'Estimado Dr. Laiseca: En nombre de S.E. Mons. Angelini, le agradezco la carta enviada a nuestro Dicasterio, junto con las numerosas informaciones de diversos periódicos de España y de algunas personalidades políticas.

Veo a través de su carta y del dossier de noticias el interés que usted está poniendo en cuanto se refiere al Sida, ¡ojalá que podamos llegar en un futuro próximo a la solución de uno de los grandes males de nuestro tiempo!

Nosotros hemos celebrado esta importante conferencia en el Vaticano, en la que se han reunido diversos especialistas a nivel científico, social, moral, etc.. Esperamos haber contribuido a clarificar ciertos conceptos y a animar nuestra Conferencia sobre todo relacionando algunos aspectos importantes, en estos momentos en que se presenta con fuerza esta enfermedad.

Con nuestros mejores deseos, le saludo atentamente'.

Quiero suponer que en el requerimiento epistolar de Simón Laiseca a las 'personalidades mundiales' no se incluía el final de texto que a mí me ha enviado:

'Antxón siempre que hagas de vientre límpiate con el papel y luego con una esponja. No olvides que ahí se encuentran los sácaros del intestino que van a parar a los pelos radioactivos'.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_