Una historia por descubrir
La Moleta dels Frares de Forcall, declarada Bien de Interés Cultural, esconde vestigios de la época romana
La Moleta dels Frares es el único yacimiento arqueológico de una ciudad romana entre Sagunto y Tortosa. Se encuentra en el término de Forcall, en la comarca castellonense de Els Ports, y, desde el año 1960 sólo ha recibido 1,5 millones de pesetas de subvención para su investigación. Pese a ello, se sabe que la ocupación de este antiguo enclave se remonta a la Edad del Bronce y que se mantuvo hasta la conquista romana, cuando obtuvo el estatuto de municipio. La Moleta debió estar ocupada de forma continuada durante 2000 años y, recientemente, ha sido declarada Bien de Interés Cultural, gracias al interés de la Corporación municipal, alentada por la avidez del profesor de arqueología de la Universidad de Valencia Ferran Arasa.
En el año 1876, un catedrático de Medicina de la Universidad de Valencia, Nicolás Ferrer y Julve, acudió a Forcall a operar de cataratas a la madre del masovero de la Moleta. Ferrer y Julve era un arqueólogo aficionado y, durante su estancia en la masía, su anfitrión le desveló que aquel era un lugar en el que podía alimentar su afición. Así, el catedrático regresó con una importante colección de monedas que sirvió para desvelar la localización de esta nueva urbe.
En un principio se le adjudicó la denominación de Biscargis, una referencia que aparece en textos de literatura romana sobre una ciudad que no ha sido localizada. Sin embargo, en 1977, un historiador alemán concluyó que la ciudad de la Moleta correspondía a la llamada Lesera, donde se dedicó un altar a Júpiter Conservador por la salvación del emperador Caracalla.
Hasta el año 1960 no se realizaron las primeras excavaciones en la antigua ciudad romana, ubicada en dos alturas. Entonces, se realizaron tres sondeos: uno en la parte inferior, donde se documentó la ocupación desde la Edad del Hierro hasta el siglo III; otro en la parte superior, donde se halló el pasillo de entrada de una casa; y el último, junto a una larga pared romana de la que se sospecha que formó parte de la plaza, incluida en el forum de la ciudad.
Los restos están bastante deteriorados, no tanto por la erosión natural, sino por el paso de las personas por este yacimiento arqueológico. De hecho, se han interpuesto, al menos, dos denuncias por excavaciones furtivas. En cualquier caso, según Ferran Arasa, la investigación en esta ciudad podría ofrecer claves sobre la historia romana en Castellón, ya que éste es el único yacimiento que existe en la provincia.
Las últimas excavaciones se realizaron el pasado mes de septiembre y se ejecutaron sobre uno de los sondeos de 1960. Arasa fue el director de las mismas y, de las primeras conclusiones, señala que se ha encontrado una casa con dos fases constructivas, ya que la primera fue destruida a causa del fuego. Uno de los habitáculos de la vivienda ha sido identificado como el comedor o gran sala, que debió estar decorado con pintura mural y estucados pintados, tal como se deduce de los restos hallados.
Sin embargo, bajo los escasos vestigios que ahora se adivinan debe estar enterrada la estructura municipal de la única ciudad romana descubierta en Castellón, para cuya investigación el Ayuntamiento ha solicitado una subvención a la Diputación.
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