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Jorge Girbau reflexiona en una muestra sobre los orígenes de la creación artística

El escultor emplea el hormigón en las piezas de 'Ekain'

Jorge Girbau (Oviedo, 1958) abre con la exposición que inaugura hoy en el Depósito de Aguas del Centro Cultural Montehermoso de Vitoria la serie de trabajos de encargo impulsados por el Ayuntamiento de la capital alavesa bajo el título genérico de Urpean (Bajo el agua). Girbau ha investigado esta vez en Ekain. La esencia del no sobre lo que se encuentra en el interior de la tierra, en pos de una reivindicación de los orígenes de la creación artística.

Girbau había tratado, desde su relación devota con el hierro, el mobiliario o las tradiciones espirituales más conocidas, siempre en el descubrimiento de las formas a partir de la materia. Su trabajo se ha caracterizado por investigar en los entresijos del hogar y de las creencias religiosas y políticas como si fueran fósiles que el escultor asturiano criado en Vitoria iba descifrando.

En Ekain. La esencia del no se mantienen estas preocupaciones, pero en un paso más en la búsqueda de los orígenes: del mobiliario al hogar. El cambio también llega a los materiales. Ahora, el hierro ha dejado paso al hormigón, un hormigón gris oscuro, casi negro que acentúa la sensación de cueva que invade toda la exposición.

El título de esta selección de piezas no es baladí. Ekain es uno de los santuarios de la pintura rupestre que recorren el norte de la Península. Girbau ha presentado dos de sus obras en un gran formato, el que permitía el vano de la puerta del Depósito. En esas cuevas creadas con bloques de conglomerado sin sujeción alguna, sin referencias gráficas, austeras hasta el límite, se percibe la pretensión del escultor por adentrarse en los misterios de los creadores rupestres. Ya desde el título de las obras recupera esa vinculación de la cueva de la Edad de Piedra y sus pinturas con el útero materno, relación que está presente (sexo y creación) en toda la producción del escultor.

El resto de la exposición son pequeñas piezas formadas por bloques de hormigón. Recuerdan en ocasiones a las Unidades Malevich de Oteiza, un referente, con Chillida, en la obra de este creador. Pero lo que de verdad le interesa es el peso y el volumen.

Eso sí, no olvida las referencias gráficas, recuerdos de su formación de pintor, aunque ahora las ha separado de la escultura. Así lo descubre el visitante que se encuentra con un pasillo, también en hormigón, ilustrado con signos de las pinturas del Paleolítico que elaboran el mensaje con el que Girbau introduce a su exposición.

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La muestra se completa con un catálogo que recoge lo esencial de la producción de Girbau desde 1985: no faltan las piezas que están en las colecciones del Museo de Bellas Artes de Álava o de la Caja Vital. Acompañan a las imágenes textos que se han elaborado a lo largo de su carrera, desde el temprano de Pedro Sancristóval de 1987 hasta el último de Mariano Navarro a propósito de Ekain, sin olvidar la reflexión de Fernando Illana para la exposición de 1990 en la galería de Juana Mordó en Madrid.

Los siguientes artistas que participarán en Urpean son Ruiz de Infante y Javier Tudela, que presentarán una instalación compartida.

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