Los expertos restan importancia al germen, pero piden información
Incógnitas sobre la resistencia a antibióticos
El hecho de que el ántrax (carbunco) no se contagie de persona a persona, y su buena respuesta a varios antibióticos comunes, le resta mucho valor como arma bioterrorista, según explicó ayer el presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, Santiago Moreno. Pero algunos expertos creen que, a pesar de ello, los médicos necesitan disponer de más información sobre esta bacteria, los protocolos de diagnóstico y, sobre todo, los patrones de resistencia a antibióticos que muestran las esporas utilizadas estos días en las cartas infectadas de Estados Unidos.
'Cuando uno piensa en un arma bioterrorista se imagina una epidemia devastadora, con unos efectos sobre la población similares a los de una bomba nuclear, y el ántrax no pertenece a esa categoría', señala Moreno. 'Para contagiarse con las esporas del Bacillus anthracis se requiere un contacto muy estrecho con el material infectado, y ese contacto es relativamente fácil de evitar una vez que se está prevenido'.
Este especialista explica también que la mera inhalación de las esporas no basta para provocar la enfermedad. El cuerpo dispone de mecanismos de defensa naturales, como los macrófagos alveolares y otras células del sistema inmune, que son capaces de neutralizar a la bacteria antes de que ésta logre infectar los tejidos sensibles.
Y, sobre todo, el ántrax, aun cuando logre infectar a un paciente, no se contagia de persona a persona, y por lo tanto carece del sistema de propagación que más preocupa a los microbiólogos. Un agente tan mortal como el ántrax, pero que pudiera propagarse como la gripe -por mera inhalación del aire que respira un enfermo- sería una verdadera bomba epidemiológica. 'El ántrax puede ser barato de producir', reconoce Moreno, 'pero si yo fuera un bioterrorista no le vería mayores atractivos'.
Diagnóstico difícil
Sin embargo, el diagnóstico precoz del ántrax de tipo respiratorio puede resultar complicado debido a su parecido, en las fases iniciales, con un catarro común. 'Mientras no se dé un caso, y se extreme por lo tanto la vigilancia, el diagnóstico inicial será difícil salvo en casos en que haya razones para sospechar ajenas a la medicina: por ejemplo, que el paciente haya recibido una carta sospechosa, o que se dé un grupo de casos en un mismo lugar de trabajo', advierte el presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, Luis Jiménez Murillo.
Este especialista añade una preocupación: 'El tratamiento clásico contra el ántrax respiratorio es la penicilina intravenosa. Sin embargo, los norteamericanos se han lanzado a por otro antibiótico, la ciprofloxacina. Esto me hace sospechar que las bacterias utilizadas allí han sido alteradas para resistir a la penicilina. Pero no lo sabemos. ¿Dispone el Gobierno español de esa información? Si es así, los especialistas deberíamos conocerla. Si se llega a dar un caso en España, sería importante saber a qué clase de resistencias a antibióticos nos estamos enfrentando'.
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