'Aquí hay un potencial cultural, pero no sabemos utilizarlo'
Juan José Mena (Vitoria, 1965) comenzó su formación musical en la Escuela Superior de Música de Vitoria, antes de estudiar en Madrid y Alemania. Puso en marcha y dirigió la Joven Orquesta de Euskal Herria, antes de llegar en 1999 a la dirección artistíca de la Orquesta Sinfónica de Bilbao.
Juan José Mena aprendió de su maestro Sergiu Celibidache que la dedicación del director consigue que hacer una orquesta. Él lo intenta desde hace dos años con su trabajo al frente de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS), que esta temporada conmemora su 80º aniversario.
Pregunta. ¿Qué significa para una orquesta cumplir 80 años?
Respuesta. Sin duda es un mérito. La orquesta ha pasado por momentos de supervivencia vital. Si no llega a ser por los músicos que hace 25 años hicieron un gran esfuerzo, a veces incluso sin cobrar, quizá la orquesta hoy no existiría. Para mí es un honor, pero, como todo lo que tiene una longevidad, tiene una historia que le ha afectado. Una orquesta tiene una ósmosis con la vida cotidiana y en las condiciones que ha vivido ha sufrido mucho, ha mejorado en otros momentos y ahora está en un momento de empuje hacia adelante.
P. Así que ha heredado de su historia vicios y virtudes.
R. Sí. Por ejemplo, es una orquesta fantástica para acompañar solistas y es porque a lo largo de los años los músicos han ido tocando el repertorio varias veces. Esta orquesta tiene un secreto, en cuanto a su sonido, a su manera. La parte negativa es que han estado tocando es condiciones muy malas, con humedades, con sillones que han destrozado sus espaldas, y que le han hecho envejecer antes de tiempo. Pero el pasado no puede ser el condicionante de esta orquesta. La orquesta ha superado todo eso, sigue viva a pesar de todo. En ese sentido, por fin tiene un convenio como Dios manda firmado el pasado año. Se han dado pasos de gigante.
P. Como la sede del Palacio Euskalduna.
R. Sin duda.
P. ¿Cree que la BOS mantiene una buena relación con Bilbao?
R. Somos afortunados porque Bilbao es conocida en todo el mundo, sobre todo por el Guggenheim. Somos la única orquesta en el mundo que puede sacarse la foto de representantes de Bilbao en el Guggenheim, es nuestra carta de publicidad, pero es muy dificil de hacerlo entender. Llevo dos años esperando esa foto. Necesitamos más contacto con la ciudad, estamos intentándolo, pero ...
P. ¿Qué falla?
R. Creo que hay una gente que ha apoyado y hace suya a la orquesta, los que han tenido capacidad económica y social en el pasado. Pero los diferentes estamentos deben ponerse las pilas. No podemos cambiar de la noche a la mañana; la orquesta ha estado en la completa oscuridad y la luz ahora nos ciega.
P. ¿Qué plazo necesita?
R. Quizá es uno de mis errores, soy un romántico que creo que todo es posible cambiar. En los dos años que llevó aquí con plena dedicación, ha cambiado algo. He dejado la piel, es parte de mi trabajo. Pero se deben dar muchos pasos hacia la profesionalización y la planificación, y hay que avanzar en la seriedad de la organización. ¿Tiempo? Hay disponibilidad de tiempo. El problema es que no puedo desarrollar mis ideas porque todavía no estamos capacitados. Falta organización musical en esta ciudad.
P. ¿Responde el público?
R. Es una ciudad que tiene cultura musical. Es por esto que no tiene sentido que el Conservatorio se fuese a San Sebastián. Ésta es la ciudad musical para que un conservatorio tenga su residencia, con la convivencia de todos los alumnos con la ópera, con los grandes solistas que vienen a la Filarmónica, con los conciertos de la Orquesta de Bilbao, con el Guggenheim, con el Museo de Bellas Artes. Aquí hay cultura, hay un potencial cultural, pero todavía no nos hemos organizado, no sabemos utilizarlo. Se ha improvisado, se pretende que la orquesta toque de un día a otro. O hay un grupo profesional capaz o no podemos hacer nada para dar salida al potencial que la ciudad y su sociedad cosmopolita está demandando. Es un mundo en el que no se ha hecho nada. El Palacio Euskalduna es fantástico, pero después de un año no me han confirmado las fechas de conciertos.
P. ¿La programación de la Sinfónica no es prioritaria en su propia sede?
R. Se dice que sí, pero yo no lo siento todavía.
P. ¿Se siente desatendido?
R. Tampoco es desatendido. Siento impotencia porque las cosas cuestan mucho. He dicho lo que hay que hacer para que esto cambie. Ahora quiero resultados. Es una crítica constructiva.
P. ¿Cuál quiere que sea su impronta en la BOS?
R. Yo tengo un gran compromiso con la orquesta, estoy en torno a 35 semanas al año. No trato de imponer una línea, uno trata de conducir a la orquesta hacia la línea de búsqueda de pureza musical. Es intentar encontrar esa línea. Y eso se consigue con tiempo, con un contacto personal con los músicos. La música es algo vivo, es cambiante, depende del estado de ánimo.
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