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Es casi inútil comprar mascarillas

Francisco Peregil

El jueves en Madrid siete médicos recibieron clases para actuar en caso de catástrofe biológica o química. Ocho enfermeros y médicos del Servicio de Asistencia Municipal de Urgencia y Rescate (SAMUR) de Madrid han sido unos de los pocos civiles privilegiados en acceder a un curso sobre unidades Nuclear Biológica Química (NBQ) impartidas por el Ministerio de Defensa. Ahora son los componentes del SAMUR quienes enseñan a otros médicos.

El jueves pasado, los profesionales del SAMUR les taparon a los doctores el cristal de las mascarillas con cinta adhesiva y les hicieron andar en fila india, cogidos del hombro unos a otros, como astronautas ciegos jugando en el recreo de un colegio. 'Ésta es la situación que os vais a encontrar en la realidad', les advertían. 'El humo os impedirá ver nada. Hay que ir tocando con una mano siempre la pared y con otra al compañero. Si os ponéis nerviosos, el aire de la bombona os permitirá respirar sólo unos 15 minutos, si manteneis la calma, hasta media hora. Recordad siempre el camino de ida y no os separeis nunca de la pared'.

Emilio Benito, portavoz del SAMUR, señala que las mascarillas que se están agotando en muchos sitios y que cuestan hasta 40.000 pesetas, de poco sirven en caso de ataque biológico o químico. 'No existe la mascarilla que lo filtre todo. Las hay que filtran bacterias, otras para determinados productos... Pero en caso de emergencia, lo primero es detectar el producto y cuando ya sabes a qué te enfrentas, escoger el filtro necesario. Es inútil comprar algo que no sabes si te va servir. Lo mejor para los profesionales es usar un equipo autónomo con bombonas como de buzos. Y si le soy sincero, le diré que con la nula experiencia que tenemos en casos reales, podríamos salvar el pellejo nosotros mismos, pero poco más'.

'El gran problema'

'El gran problema que podríamos encontrar ante un ataque biológico', señala Benito 'es que si, por ejemplo, diseminan esporas de ántrax en el Palacio de Deportes de Madrid, la gente se va a su casa, tan tranquila, y hasta que no desarrolla los síntomas de la enfermedad pueden pasar días. Por eso les decimos a los alumnos que cuando lleguen al lugar del atentado, no se fíen de que la gente esté de pie. Porque puede estar gravemente enferma. En la guerra química, el enemigo busca la paralización inmediata de tus tropas. En un atentado contra civiles, no siempre buscas la inmediatez'.

Los trajes que se exponen a la mayor zona de contaminación cuestan unas 13.000; y los que menos se exponen, 800. 'Aunque os parezcan vulnerables y finos, os protegerán de cualquier agresivo biológico o químico', explicaba el profesor. 'A todos los alumnos les cuesta creer en la eficacia del traje, pero protegen de todo menos de la radiación nuclear'.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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