La globalización ante una situación de guerra
SILICON VALLEY PARECE TENER dificultades para asimilar qué implicaciones profundas tienen los ataques del 11 de septiembre sobre la globalización y el papel cambiante del Estado. El San Jose Mercury, por ejemplo, afirma que la Bahía de San Francisco no crecerá durante un año. Los ataques ocurridos en periodo de crisis del sector tecnológico son un doble golpe que costará trabajo superar. La prensa europea ve más lejos. 'Las nuevas tecnologías de la información se han convertido en el pegamento de la globalización, y hacen que la conectividad transfronteriza tenga mayor velocidad, menor costo y menor fricción', recuerda Stephen Roach, economista de Morgan Stanley, en el Financial Times. 'Las transferencias que cruzan fronteras serán ahora más caras y tardarán más, y el costo de seguros para dichos envíos también se incrementará un impuesto a las conexiones transfronterizas reduce el flujo de dichas transacciones'.
Joaquín Estefanía, conocido crítico de la globalización, parece estar de acuerdo con este análisis. En un artículo del 1 de octubre en EL PAÍS saca a relucir los peligros de una eventual vuelta al aislacionismo, la burocracia, la autarquía, el aumento de las tarifas de aduana. Se fundamenta en los infortunios de la primera ola mundializadora, la de 1870 a 1914, que terminó con la Primera Guerra Mundial. 'Los abusos de los unos no deben conducir a los de los otros. Ése el es riesgo', dice.
Una parte de la respuesta radica en la redefinición del papel de los Estados. El economista Jean Paul Fitoussi escribió en Le Monde: 'La globalización vuelve a ser un negocio de Gobierno más que un gobierno de los negocios'. Para reincentivar la economía, el Gobierno Federal de EE UU recurre a una política keynesiana. Bush declaró la semana pasada: 'Sólo bajo estas circunstancias se permite que los gobiernos gasten incurriendo un déficit: durante una emergencia nacional, una recesión o una guerra'. Según su temperamento, los analistas de Silicon Valley se preocupan por la duración de la recesión o se regocijan frente al boom de las videoconferencias. La necesidad de una seguridad mayor favorece las tecnologías de la información, si bien muchos guardan cautela por las amenazas a la 'privacidad', uno de los caballos de batalla de los pensadores de la región.
Les convendría prestar atención a los debates europeos, a las posiciones de quienes buscan que la globalización no sólo sea financiera, como es hoy, sino también 'política, jurídica, de los derechos humanos, económica, ecológica... más plena', según Estefanía. Dicho autor defiende esta tesis: 'Del mismo modo que los problemas de la democracia se solucionan con más democracia, los de la globalización se controlan con más globalización'.
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