Reivindicación del contrato
El sindicato UAGA impulsa la seguridad laboral para los temporeros en la Rioja alavesa
La vendimia está en marcha en la Rioja alavesa. Cuadrillas de temporeros pasan las horas muertas departiendo en tabernas y plazas a la espera de encontrar un patrón o de que su jefe les llame para ir a trabajar. Son en su mayor parte de origen magrebí, asentados habitualmente en Murcia o Almería y que llegan desde Navarra y Aragón, donde han trabajado también en la vendimia o en la recogida de la patata. Con ellos, también se ven portugueses de etnia gitana y, cada vez menos, jóvenes españoles en busca de un dinero extra.
Uno de estos magrebíes es Mjidi Ez-Zahzouh, un marroquí de 21 años que ha llegado con una cuadrilla de siete compañeros desde Murcia. Ez-Zahzouh y sus amigos esperan a otro grupo de cinco para llegar a los doce que ha requerido el agricultor de La Puebla de Labarca que les ha contratado. 'En Murcia tenemos trabajo todo el año, pero venimos a la Rioja porque se gana más', comenta.
Pero no siempre es así. Son muchas las cuadrillas cuyo líder se queda con la mitad del sueldo de cada uno de los suyos. Una estampa frecuente de ver en mitad del campo es la de encontrarse con un flamante Mercedes, propiedad de uno de estos intermediarios, cuya única labor es la de asegurar al agricultor la calidad de los jornaleros, a cambio de que el sueldo de ellos se le entregue a él mismo. Es cierto que hay ocasiones en las que el empleador no quiere participar en esta componenda y paga directamente a los trabajadores, pero el nivel de coacción es tal que la mitad del sueldo suele acabar directamente en manos del pseudocapataz.
Para evitar estos abusos, el sindicato Unión de Agricultores y Ganaderos de Álava (UAGA) está promoviendo la contratación en origen, para que los temporeros acudan con un contrato y una seguridades mínimas. UAGA forma parte de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias (COAG), en la que se establecen los contactos. Si un agricultor alavés necesita una cuadrilla, el sindicato habla con otro en un lugar donde se esté realizando la recogida de alguna cosecha y establece el enlace.
Mjidi Ez-Zahzouh llegó a la localidad de Leza de este modo. Sabe que va a cobrar 1.000 pesetas la hora y que va a estar alojado en un lugar donde tendrá cama, baño con ducha y cocina. Como él, más de 150 personas pasarán la vendimia en la Rioja alavesa, coordinados por UAGA que les asegura trabajo conforme avanza la vendimia.
Éste es el tercer año en que se pone en marcha esta iniciativa. El año pasado, seis agricultores contrataron 300 jornadas de trabajo a 21 temporeros. Este temporada el ensayo se ha ampliado, con éxito, a las tareas posteriores a la recogida de la uva. En la vendimia, serán 25 las explotaciones que cuenten con trabajadores contratados a través de UAGA.
Pero uno de los problemas con los que se encuentran los agricultores es el alojamiento. El sindicato agrario ha puesto en marcha la construcción de un albergue, con la colaboración de los ayuntamientos de Leza y Navaridas. El edificio contará con un comedor con plazas para 24 usuarios, aseos, dos dormitorios de 12 plazas y cuatro de seis, además de una cocina con un doble equipamiento. Todo ello con un presupuesto estimado de algo más de 20 millones de pesetas.
Techo y alimentos
La estampa clásica del temporero de la Rioja alavesa ha cambiado por completo. Ya no se ven esas familias en las que trabajaban desde el abuelo hasta los nietos en edad escolar. La campaña que desde hace años ha puesto en marcha el sindicato UAGA, bajo el el lema 'El trabajo no es una mercancía' (tomado de una declaración de la Organización Internacional de Trabajo), está sirviendo tanto para acabar con los intermediarios como con la explotación infantil. Además de ampliarse las condiciones de salubridad, estas campañas permiten que los trabajadores tengan un lugar decente donde dormir y comer, una vez terminada la faena. Esto último es algo indispensable para los temporeros magrebíes, en su mayoría musulmanes. Habitualmente eran los patronos los encargados de la comida de sus empleados, ya que la dieta era la misma. Pero los nuevos jornaleros tienen otras costumbres gastronómicas muy distintas. Mjidi Ez-Zahzouh lo explica en pocas palabras: 'Si queremos comer carne, nosotros nos encargamos del sacrificio, siguiendo nuestras creencias'. El objetivo de la UAGA es que el nuevo albergue (que se inaugurará la temporada próxima) esté funcionando durante todo el año con el fin de que los agricultores de la comarca cuenten con trabajadores para las distintas labores. Por ello, el hospedaje correrá a medias entre patrón y empleado. 'Lo que se pretende es acabar con la precariedad laboral, que los jornaleros no vivan casi en la indigencia y que tengan un alojamiento decente, que tendrán que cuidar con responsabilidad, ya que lo costean en parte', explica Iñigo Franco, de UAGA.
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