'Parece que todavía soy necesario'
Manuel Fraga, que cumplirá 79 años en noviembre, considera que no le será difícil obtener por cuarta vez consecutiva la mayoría absoluta en las elecciones gallegas
Pregunta. Le ha querido agredir a usted el señor Beiras llamándole viejo y enfermo...
Respuesta. La verdad es que no me parece el mejor estilo, y mucho menos en esta época, en la que han surgido políticos longevos como Adenauer, Churchill y De Gaulle, que dejaron una impronta histórica. Y además eso que han dicho de mí el señor Blanco, del PSOE, y el señor Beiras, la gente no se lo cree.
P. Yo creo que atacarle con lo de la edad y la salud no ha podido ser más torpe. Sólo han conseguido despertar sentimientos de compasión que le benefician.
R. Los que han actuado así en el fondo desprecian la inteligencia de la sociedad gallega, que tiene mucho sentido común y muy claro qué factores va a tener en cuenta a la hora de valorar la opción política que represento. La gente va a pensar en mi gestión, que ahí está.
'La sucesión tiene que ser un tema preparado con tiempo y ejecutado en pocos días'
P. Con lo del plebiscito sobre su persona se lo han puesto 'a huevo', si me lo permite.
R. Es verdad que lo del plebiscito es una cosa que se dice por ahí y que yo no sé si se va a dar, pero indudablemente cuando hay un liderazgo claro la gente esta más orientada sobre la opción que puede tomar. En democracia, los liderazgos tienen una importancia determinante. Las personas que encarnan los proyectos, arrastran, conducen..., ¡si generan confianza, claro!. Aquí, en Galicia, cuando se habla de elecciones se habla de lo hecho, de las autopistas, de los teléfonos, de las camas de hospitales...
P. Vale... Pero eso de que tenga que estar todos los días pescando y cazando, y dándose la paliza me parece absurdo. ¿Por qué se empeña en demostrar que es superman?
R. La caza y la pesca para mí es la forma de descansar, después de tantas horas de despacho, que es lo que realmente le hace a uno polvo. Soy cazador de caza mayor y lo que me tiene realmente fastidiado es que ahora que empieza la temporada me va a coincidir con las elecciones. En cuanto a lo de superman, no es cierto. Ni pretendo demostrar nada. Pero mientras el cuerpo aguante, ahí estaremos, pateándome toda Galicia, metro a metro, que ya me falta poco.
P. Lo malo es que los socialistas no han entrado en la trampa de su salud y su edad. Le han ido directamente 'al bulto', don Manuel: le acusan de tener a Galicia doblegada, sometida bajo su pie.
R. ¡Eso del pie es una memez! Aquí se vota y sale lo que el pueblo quiere. Y, de momento, los hechos hablan más alto que las palabras.
P. Nadie discute los votos sino los modos de conseguirlos: ese poder absoluto que usted tiene, y el funcionamiento del caciquismo: la política de subvenciones que premia y castiga.
R. ¡Eso son bobadas! ¿Es que que ha sido por casualidad que durante mis gobiernos se hayan desarrollado tantas empresas importantes? ¡Eso ha sido porque la gente tiene iniciativa y sabe que las pueden desarrollar! En cuanto a lo del caciquismo, que vayan a preguntar a Villalba, a ver si los Fraga ejercieron nunca ese tipo de poder. Hoy algunas burocracias que subsisten, y de las que hizo ¡amplísimo uso! el Gobierno tripartido de los socialistas, al que yo sustituí, son las burocracias caciquiles de algunas ciudades gobernadas por los que hablan, injustamente, de caciquismo. ¡Y no tengo más que decir!
P. Hombre, algo tendrá que decir el Parlamento gallego.. Que no sirve más que su mayoría absoluta.. Que no le pasa una a la oposición... Que les pasa por encima los votos como una apisonadora.
R. Yo afirmo que la mayoría absoluta es la que conviene a un país, porque le da estabilidad y solidez a una acción de gobierno.
P. Pero usted asfixia a la oposición, don Manuel...
R. Hay oposiciones que me parecen perfectamente asfixiables, en el sentido político... En el Parlamento hay discusiones, hay debates y luego se vota lo que se vota.
P. Ahora se enfrenta usted al reto de conseguir lo que sería su cuarta mayoría absoluta. Algo así como lo del más difícil todavía que dicen en el circo.
R. No creo que vaya a ser tan dificil, aunque no cabe duda de que va a ser una prueba que va a significar un esfuerzo importante, debido al sistema proporcional. Incluso los que no me votan tienen que aceptar que las cosas no han funcionado nada mal en Galicia.
P. Cuando criticó la gerontocracia en los partidos, ¿no fue como mentar la soga en casa del ahorcado? ¡Es como si lo hubiera dicho Breznev en el Kremlin!
R. Estoy en contra de la gerontocracia y de la excesiva adulación a los jóvenes. Y eso de Breznev, es una chorrada. He demostrado que sé retirarme a tiempo, y fue un ejemplo cuando lo hice a nivel nacional. Fuera de Galicia, porque parece que todavía soy necesario, nunca he dado muestras de empecinamiento, de permanencia a cualquier precio.
P. ¿Qué haría si perdiera la mayoría absoluta y el Bloque y el PSOE le dejaran con las manos atadas toda la legislatura?
R. El 21 por la noche veré lo que tengo que hacer. Lo que sí certifico es que el PP seguirá siendo el partido más importante de Galicia.
P. Pero, ¿se imagina su última legislatura sin poder aprobar ninguna ley, sin poder hacer nada?
R. Lo más probable, si yo perdiera la mayoría absoluta, sería que el Bloque y los socialistas formasen juntos una mayoría, y entonces mi obligación sería hacerles una oposición bien hecha.La posibilidad de un Gobierno en minoría, puesto que ya han dicho los dos que acabarán por pactar, es muy poco probable.
P. ¿Sería un buen perdedor?
R. ¡Las reglas de juego las he aceptado siempre! No tengo la culpa de que el pueblo gallego, después de haber probado 'lo otro', optase por el PP y nos haya dado tres mayorías absolutas consecutivas. Yo soy un buen perdedor, y lo he demostrado muchas veces.
P. No sé si preferiría irse a la oposición antes de verse obligado a componendas con 'ellos'.
R. El tema no es ése. El tema es que muchas veces se olvida que es necesario, desde la mayoría, hacer pactos en cuestiones de fondo.Y que otras veces hay que saber asumir las responsabilidades cuando llega el momento.
P. Quizás podría aprender de Aznar y Zapatero, que se pasan la vida pactando, ¿no?
R. ¡Si nosotros con el PSOE hemos tenido una buena afinidad! Si no hemos llegado a acuerdos es porque ellos no han querido. A mí la política de pactos entre Aznar y Zapatero me puede parecer buena. Pero lo lógico es que el Gobierno haga la política para la que le han votado, y que la oposición se oponga planteando alternativas. Hacer pactos sobre terrenos demasiado extensos puede ir contra el mejor espíritu democrático. Lo mejor es que haya una mayoría clara y que luego pueda venir otra.
P. Imagínese que Pérez Touriño le ofreciera una política de pactos. ¿La aceptaría?
R. ¿Y por qué no?. Si se plantea en términos razonables, sí. No hay más que comparar los programas, porque el programa socialista, y espero que no lo tomen a mal, es de alguna manera una copia del nuestro. Hoy, que el socialismo va hacia posiciones moderadas, no sería tan difícil. Pero no es esa la actitud que tienen los socialistas.
P. Lo que no le funciona ya es lo de atemorizar a la gente con el 'espantajo' nacionalista. A la gente no le asusta que los socialistas gobiernen con el Bloque.
R. ¡Sí funciona!. Los nacionalistas están cuidando su política. Porque les ha ocurrido lo mismo que al PNV, que a fuerza de mantener ciertas ambigüedades un día apareció la ETA, y apareció HB. Por eso ahora quieren dar marcha atrás en sus posiciones soberanistas.
P. No sé si le preocupa que Perez Touriño le haga responsable de asfixiar la libertad de expresión.
R. ¡No acepto esa acusación, en absoluto! En pocas comunidades autónomas hay tanta polémica y tan permanente en la prensa y en las televisiones. ¿Es que no lee los periódicos?
P. Porque leo los periódicos me parece chocante no encontrar una crítica seria a su gestión. La oposición dice que si hubiera igualdad de oportunidades informativas otro gallo le cantaría.
R. Si no encuentra una crítica a mi gestión también puede ser porque no ha sido mala del todo, ¿no?. Se puede criticar este o aquel factor secundario, pero nadie puede decir que las cosas no se han hecho bien. Aquí, el que quiere hacer oposición en los medios de comunicación lo puede hacer. Lo que pasa es que la mayoría de los diarios lo que quieren es vender.
P. Usted no acepta una responsabilidad personal. Todo lo arregla con ceses fulminantes.
R. ¡Mi responsabilidad política es general, total, permanente! Por eso mi gestión es la que está en juego en las elecciones, y por eso atacan mi liderazgo, y... hasta me inventan enfermedades que no tengo.
P. ¿Cuándo va a decidirse a afrontar el problema de su sucesión? Porque el tiempo pasa.
R. Todo el mundo sabe que ese tema tiene que ser preparado con tiempo y ejecutado rápidamente, en pocos días.
P. La cuestión está en si le van a permitir dejarlo todo atado y bien atado; si le van a dejar elegir a Cuiña o si le van a imponer a otro.
R. Lo que sí es absolutamente cierto es que habrá un diálogo con Madrid, que será sin duda fecundo. ¡Y no me haga usted decir lo que no digo!
P. Cuando se acabe su vida política, algunas amarguras le van a quedar. ¿Le duele más que le recuerden como franquista y autoritario o no haber sido presidente del Gobierno?
R. Amarguras ¡muchas!. ¿Quién no las tiene? Y más cuando uno se ha dedicado a la política tantos años. En cuanto a lo de franquista, nunca he renegado de mi pasado, porque he sido simplemente un servidor del Estado y en todas las etapas de mi vida he hecho las cosas lo mejor que he podido. De esa época que usted dice, nadie me ha podido acusar de haber hecho alguna cosa descompensada o benéfica para mí, y por tanto no tengo ninguna amargura por esa causa. Yo tengo cada cosa en su sitio, y por eso he seguido, por eso no me ha eliminado una ola histórica.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.