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Reportaje:

Asignatura muy pendiente

La presencia de filmes valencianos en salas y festivales no oculta la escasa atención política al cine

Ferran Bono

La Mostra de València-Cinema del Mediterráni ha programado en su próxima edición, que se celebra del 18 al 25 de octubre, una jornada dedicada al cine valenciano, donde se reunirán los profesionales del sector y los representantes de la Administración. Será una nueva oportunidad para volver sobre una gran asignatura pendiente de la Generalitat. A diferencia de otras comunidades autónomas, la promoción de una industria audiovisual no se encuentra entre las prioridades de la política del Gobierno valenciano. Un proyecto como el de la Ciudad de la Luz, un ambicioso conglomerado de platós y estudios de cine y televisión, son vistos con desconfianza desde el sector, a lo que contribuye la escasa información sobre el mismo. Una iniciativa como el Any de l'Audiovisual, instaurado dos cursos atrás, apenas tuvo repercusión. Un nuevo organismo para teóricamente potenciar el sector y dar independencia a su gestión, como el Institut Valencià de Cinematografia, tiene que lidiar con un presupuesto mínimo, al tiempo que continúa en unas instalaciones absolutamente insuficientes, a la espera de que la Consejería de Cultura decida cuál será su futura sede.

El cine no recibe el mismo tratamiento que las artes plásticas, por ejemplo. Aun así los profesionales valencianos insisten que hay una cantera y una mínima estructura capaz de realizar productos de calidad. La productora valenciana Intercartel acaba de ganar el Premio del Público del Festival Latinoamericano de Biarritz por la película Una casa con vista al mar, de Alberto Arvelo. Este fin de semana se ha estrenado prácticamente en toda España la película L'illa de l'holandès, del realizador valenciano Sigfrid Monleón. Una película que también obtuvo un galardón en el último festival de Málaga y sobre la que se han depositado mucha confianza para que sirva de revulsivo del cine valenciano de manera similar a lo que sucedió con Solas, de Benito Zambrano, en el cine andaluz.

Este filme recibió ayudas a la producción por parte de la Generalitat, al igual que el galáctico Náufragos, de Luna, una película de ciencia ficción que cosechó muy malas críticas en el pasado festival de San Sebastián, donde concursó al premio a la ópera prima, pero que sorprende por su cara producción. Otra película de la misma remesa, que recibió también ayudas de la producción, Maestros, de Óscar Delcaz, que pasó sin pena ni gloria por la cartelera. Ahora, la Mostra ha programado en su sección oficial otro filme valenciano, Dripping, de Vicente Monsonís, que también se realizó con ayudas de Cultura.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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