Comparar para mejorar
La cultura del benchmarking empieza a difundirse en el sector público español. Los ciudadanos británicos pueden informarse desde hace algunos años sobre cómo los servicios públicos contribuyen en mayor o menor medida a mejorar la calidad de vida en las ciudades. Conocer indicadores sobre la educación primaria, el sistema sanitario o el tráfico urbano y contrastarlos con los municipios vecinos forma parte natural de lo que uno puede leer en el periódico. Desde principios de los años noventa también se promueve en Alemania el uso de este tipo de indicadores: la Fundación Bertelsmann ha establecido comparaciones intermunicipales con más que 150 municipios que participan voluntariamente.
Los nuevos indicadores que miden cómo funcionan los servicios públicos contribuyen a mejorar la calidad de vida en la ciudad
Al comienzo del año, la Diputación de Barcelona, ha dado un paso importante hacia una mayor transparencia sobre los efectos e impactos de la gestión pública para el ciudadano. En un proceso moderado por Consultores de las Administraciones Públicas se está llevando a cabo una iniciativa, que es pionera en España y está basada en el mencionado modelo alemán, en la que participan 20 ayuntamientos de la provincia. ¿Cuántos metros debe recorrer el ciudadano medio para encontrar un punto de recogida selectiva? ¿Cómo evalúan los ciudadanos el nivel de limpieza de las calles? ¿Cuántos días tiene que esperar un ciudadano para obtener una respuesta a su queja o petición?
Para que los indicadores que responden a estas preguntas en una determinada ciudad sean relevantes hay que compararlos con los indicadores de otras ciudades.
En un esfuerzo de cooperación intermunicipal continua, una red de municipios organizados en dos círculos 'vivos' han consensuado y medido indicadores sobre los servicios deportivos, la recogida de residuos urbanos y los servicios de limpieza viaria. Pero no se quedan ahí: en la actualidad utilizan la información como 'abrelatas' para poner en marcha un intercambio fructífero de experiencias y de buenas prácticas, aprendiendo unos municipios de otros.
Los beneficiarios últimos no sólo serán los gestores sino los responsables políticos y los propios ciudadanos ya que la transparencia alimenta un diálogo más directo entre todos estos agentes en el nivel local.
Sabine Haefs e Ignacio Ezquiaga son, respectivamente, responsable de 'benchmarking' y gestión cultural en Consultores de Administraciones Públicas y director general de Analistas Financieros Internacionales.
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