_
_
_
_
Reportaje:DEBATE

Una ecuación falsa

En el imaginario colectivo sobre la inmigración predominan los tópicos: la invasión, la pérdida de trabajo por las personas autóctonas. Uno de estos mitos o tópicos suele presentarse con la sugestiva forma de la ecuación matemática. En uno de los lados separados por el signo igual está la inmigración. Y en el otro, la delincuencia. Avezados comentaristas del fenómeno migratorio finalizan la ecuación rápidamente y me temo que haciendo alguna pequeña trampa.

Para empezar, dejar claro que la inmigración ilegal no es un delito en España. Otro dato: el porcentaje de personas inmigrantes detenidas como presuntos autores de un delito con respecto al total de inmigrantes no es superior al de personas detenidas por el mismo motivo en relación con el total de la población española. Para que salga bien la ecuación necesitamos un salto. Muchos recordarán como Abel Matutes decía el año pasado que los inmigrantes ilegales no existen para el Gobierno. Sin embargo, en las estadísticas de inmigrantes detenidos sí aparecen y estas detenciones engrosan el total pasando inadvertidas para quien no conoce el dato. Nos encontramos con que aquellas personas de las que se predica su no existencia son usadas como palanca de un peligroso salto.

Nos encontramos con casos singulares. Se produce un horrible crimen en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Resulta que el presunto asesino es moldavo y no tiene permiso de residencia. Voces como la de Ana Botella claman: '¿Cómo es que no se le había expulsado?'. Se impulsan cambios legislativos como el de los 'juicios rápidos'. Menos mal que alguna mente lúcida repara en que tales juicios ya están previstos y que si no se celebran en más ocasiones es para salvaguardar los derechos de los ciudadanos españoles, cuya defensa requiere de una aplicación concienzuda de las leyes. Vivimos días de agitación, días en los que la presunción de inocencia de las personas con nombre musulmán parece no estar asegurada. No conviene bajar la guardia, recordando a Brecht.

La ecuación es falsa. Habría que hablar de marginalidad. Pero en estos días comprobamos que no todos los inmigrantes son marginados. Han tejido redes que les permiten subsistir. Quien más quien menos trabaja y se gana la vida. Además, la Ley de Extranjería del PP no se aplica, prácticamente. Se agranda el espacio entre inmigración y marginalidad. Por no hablar del salto entre marginalidad y delincuencia. ¿Quién identificaría marginados españoles y delincuentes? La inmigración es una realidad cada vez más asumida y una perspectiva de futuro que se empieza a palpar.


Javier Botey es abogado y miembro de la Oficina de Extranjeros de CC OO.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_