Comerciantes en pie de guerra

Media calle Sierpes, una de las vías esenciales de la anatomía de Sevilla, es estos días un barrizal casi intransitable en el que sólo se adentran los que no tienen más remedio. Los comerciantes, que a falta de clientes se dedican a seguir cada minuto de las obras, miran a las nubes con desesperación. Los trabajos van a buen ritmo y todos confían en que estarán terminados la primera semana de diciembre, pero si el otoño se presenta excesivamente lluvioso puede empezar a cundir el pánico a medida que se acerque la Navidad.

Cuando acaben las obras, las dos márgenes de Sierpes seguirán siendo la misma sucesión de comercios, pero la vía parecerá otra por dentro y por fuera: los trabajos, que empezaron en agosto, tienen como misión cambiar el alcantarillado, la red de suministro eléctrico, la red telefónica, el alumbrado público, instalar la red de telecomunicacónes por cable, preparar la calle para la recogida neumática de residuos y cambiar el enlosado. Aunque sólo la mitad de la calle recibirá remozada al nuevo año. A la otra mitad, la más cercana a la Campana, le toca el año que viene.

Manolo Casal, portavoz de los comerciantes de Sierpes, reconoce que la obra era necesaria, pero asegura que el precio que van a tener que pagar es muy alto. Según las encuestas que están haciendo, las ventas en la mitad que está ahora levantada han bajado un 70% desde que llegaron las primeras excavadoras; en la otra mitad, las pérdidas rondan el 30%.

'Nosotros nunca hemos estado en contra de las obras', asegura Casal, 'de los que nos quejamos es de que se nos avisara con tan poco tiempo'. El portavoz de los comerciantes asegura que a ellos no se les dijo nada hasta mayo, apenas tres meses antes de que empezaran los trabajos, y cuando ya casi todos los comercios habían comprado su mercancía para los siguientes meses sin prever ninguna causa para que descendieran las ventas.

Los comerciantes de Sierpes protagonizaron varios enfrentamientos con la delegación de Obras Públicas para reclamar que los trabajos se pospusieran hasta el año que viene, pero el Ayuntamiento no transigió y, finalmente, se diseñó, según Casal en contra de la voluntad de los comercios, un plan de obras en dos fases. La segunda de ellas, todavía no tiene fecha: los propietarios de los establecimientos pretenden que sea entre Navidad y Semana Santa o en verano, mientras que el ayuntamiento se decanta por la primavera.

Mientras que los comerciantes de Sierpes saben que sus pérdidas se van a limitar a los meses que dure la obra, los de Felipe II, otra de las calles en pie de guerra, temen precisamente los resultados: aceras 'excesivamente anchas' y sólo dos carriles (uno en cada sentido), en lugar de los cuatro que había antes.

El miedo de los comerciantes es que esta nueva fisonomía va a dificultar el aparcamiento en doble fila, que es un recurso habitual para muchos clientes que paran a hacer compras rápidas. Para ilustrar sus protestas, ponen el ejemplo de la calle Castilla, hasta hace unos años una de las vías comerciales por antonomasia de Triana y que ahora 'se ha destruido comercialmente' y ha pasado a ser una calle de paso más.