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'El terrorismo es un crimen contra la humanidad'

Una década al frente de Naciones Unidas, durante la que tuvo que mediar en crisis como la guerra del Golfo o la ocupación soviética de Afganistán, le convenció de que 'es necesario resolver las monstruosas diferencias sociales y económicas que dividen el mundo'.

Una década al frente de Naciones Unidas, durante la que tuvo que mediar en crisis como la guerra del Golfo o la ocupación soviética de Afganistán, le convenció de que 'es necesario resolver las monstruosas diferencias sociales y económicas que dividen el mundo'. Y en la coyuntura actual, con el terrorismo elevado a prioridad mundial, Javier Pérez de Cuéllar, peruano de 82 años, mantiene que su caldo de cultivo es la pobreza. 'El terrorista ideológico busca el lugar donde puede sublevar al pueblo, no por convicción política, sino porque sus condiciones económicas son terribles'.

'Por eso hay que pensar tanto en el castigo como en la prevención', señala el diplomático, que ahora preside la comisión de cooperación internacional al desarrollo del Gabinete de Alejandro Toledo y se encuentra en plena gira europea para combatir las desigualdades en su propio país.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó hace una semana una histórica resolución en la que obliga a sus 189 países miembros a luchar contra el terrorismo, congelando sus medios de financiación y negándole apoyo político. 'Creo que habría que ir más allá y convocar una Conferencia General que considere todos los aspectos del terrorismo, sobre todo el social, y no se centre en los ataques concretos a Nueva York y Washington. Por ejemplo, hay que distinguir entre terrorismo internacional e interno, como el que ha sufrido Perú o el que azota a Colombia'.

El texto de la nueva resolución no define qué es terrorismo, uno de los puntos conflictivos para conciliar las visiones occidental y árabe de ciertos movimientos de liberación. 'Hay que respetar esos movimientos, pero no existe ninguna razón, ni patriótica ni religiosa, que se pueda aducir para justificar el terrorismo, que es un crimen contra la humanidad', afirma rotundamente.

Pérez de Cuéllar considera que la actitud estadounidense tras la tragedia del 11 de septiembre está siendo 'prudente'. 'No ha actuado con una especie de reflejo de rótula, ni se ha lanzado a una gran ofensiva indiscriminada, sino que está tratando de lograr una reacción calculada para que tenga el menor efecto posible sobre la población civil'. Y 'ha buscado en Naciones Unidas un respaldo jurídico como durante la guerra del Golfo'.

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Quien fuera su máximo representante desde 1981 hasta 1991 defiende a la organización mundial de las críticas de pasividad en los conflictos. 'A veces, en la ONU las ideas son brillantes, pero a la hora de llevarlas a cabo hay dificultades, sobre todo políticas. Hay que distinguir entre el organismo y los países miembros: las iniciativas del secretario general tienen que ser aprobadas por el Consejo de Seguridad [cuyos miembros permanentes son Rusia, China, Estados Unidos, Francia y Reino Unido]. Si una máquina es una maravilla pero alguien no sabe utilizarla, ¿de quién es la culpa de que no funcione?', se pregunta. E insiste en que 'cuando se dice que la ONU no sirve para nada se debería señalar a los miembros que dificultan esa labor'. Uno de sus éxitos al frente del organismo fue lograr una salida negociada de las tropas soviéticas que ocuparon Afganistán entre 1979 y 1989. 'Tengo un recuerdo grato, pero fue un combate y una negociación muy larga', dice. Aunque asume que 'la marcha de los soldados rusos no resolvió la situación'. Ahora, según él 'la posibilidad de que el rey Zahir Shah consiga formar un Gabinete de unidad nacional es sumamente ventajosa, aunque complicada por el puzzle étnico del que se compone el país'.

La respuesta a los ataques, asegura, tiene que ser moderada. Y más aún en un país como Afganistán, 'cuyo subdesarrollo está al nivel de ciertos países africanos'. 'Si los atentados han matado a 5.000 inocentes y se responde asesinando a otros 5.000, sería responder al error con el error y al delito con el delito, aunque yo creo que EE UU está actuando de momento con mucha cordura'.

Y advierte del peligro de una reacción islámica contra de una represalia desproporcionada, 'porque muchos de esos Gobiernos no tienen el control de su opinión pública'. La complejidad de esa respuesta, según él, es que esta vez 'no hay un Estado enemigo, así que no se puede hablar de una guerra. Washington puede invocar la legítima defensa, pero ¿contra quién?, ¿contra una especie de fantasma como Bin Laden'.

Javier Pérez de Cuéllar, en una imagen de archivo.
Javier Pérez de Cuéllar, en una imagen de archivo.RICARDO GUTIÉRREZ

Democracia y desarrollo

Cuando Alberto Fujimori renunció a la presidencia desde Japón, Pérez de Cuéllar se convirtió en jefe del Gobierno de transición de Perú.

'Después, cuando Alejandro Toledo ganó las elecciones, se decidió que los problemas más importantes y necesitados de solución en Perú eran la pobreza y el desempleo. Y que para solventarlos era necesario recurrir a la ayuda de la comunidad internacional y a los países amigos, comenzando por los europeos', dice el diplomático.

'El presidente constituyó una comisión interministerial de cooperación al desarrollo y me pidió que la presidiese'. Esa comisión se ha embarcado ahora en una gira para lograr la cooperación económica y técnica de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Japón. 'El balance está siendo muy positivo y esperamos que la ayuda sirva para afianzar la nueva experiencia democrática peruana'.

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