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La tasa de paro en EE UU se mantiene, pero aún no refleja el impacto de los atentados

La tasa de desempleo en Estados Unidos se mantuvo engañosamente en septiembre en el 4,9%, el mismo porcentaje que en agosto, debido al modo en que se recogieron los datos. Las cifras se tomaron en la semana de los siniestros del 11 de septiembre, antes de la oleada de despidos, y consideran empleada a toda persona que haya trabajado al menos una hora en ese tiempo. Según eso, en septiembre se perdieron 199.000 puestos de trabajo en todo el país, casi la mitad de ellos en el sector de fabricación de maquinaria y equipos.

Estados Unidos ya había perdido 200.000 puestos de trabajo en el mes de septiembre antes de los atentados del día 11, la mayor caída en el empleo en una década, según datos oficiales hechos públicos ayer por el Departamento de Trabajo. Los efectos en el mercado laboral de los ataques contra Nueva York y Washington no serán contabilizados hasta octubre, cuando se estima que la actual tasa de paro del 4,9% suba hasta el 5,3%. Los analistas del mercado laboral predicen que se llegará a este porcentaje cuando se contabilicen las más de 200.000 pérdidas inducidas en septiembre por los ataques. Hay que remontarse a febrero de 1991, en plena crisis bélica en el Golfo, para encontrar una cifra semejante. Entonces se destruyeron 259.000 puestos de trabajo.

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Este incremento del paro produce dudas sobre los efectos de estímulos fiscales en el consumo. Los analistas aventuran que la incertidumbre laboral inducirá más al ahorro que al gasto.

En agosto habían desaparecido 84.000 empleos, lo que hizo entonces saltar la tasa de paro del 4,5% al 4,9%. Estos datos hacen pensar a los economistas que la economía norteamericana, que creció un 0,3% en el segundo trimestre, se contraerá en el tercero en torno al 1% y que en el último trimestre seguirá en porcentajes negativos, dando paso oficialmente a una recesión que el año que viene elevará el paro hasta el 6,5%.

Plan de ayuda

El Congreso y la Casa Blanca están perfilando un plan de estímulos a la economía de entre 60.000 y 75.000 millones de dólares (entre 10 y 13 billones de pesetas), que atribuye a los recortes de impuestos una decisiva función catalizadora del consumo, que mueve los dos tercios de la economía norteamericana. Algunos economistas señalan que, en un ambiente de incertidumbre laboral como el de los últimos meses, es lógico pensar que los eventuales beneficios económicos sean desviados hacia el ahorro. Otros mantienen que las rebajas fiscales a las empresas podrían alentarlas a mantener las nóminas y con ello la confianza de los ciudadanos.

Para paliar la incidencia de los atentados en el desempleo, el presidente del Gobierno, George W. Bush ha propuesto aumentar el subsidio de paro a los trabajadores de los Estados más afectados por el impacto económico del terrorismo. Además, estudia destinar 3.000 millones de dólares (543.000 millones de pesetas) para que los Estados compensen a los trabajadores despedidos.

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