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Zerzan propone el primitivismo frente a la neurosis que genera la sociedad

Ferran Bono

Está considerado como uno de los ideólogos del movimiento contestatario en contra de la globalización que obtuvo su carta de naturaleza en la movilización de Seattle hace dos años, si bien él no se identifica con tal etiqueta. Pero la proyección de su nombre es indudable como ayer se demostró con la numerosa asistencia de público que abarrotó el Aula Magna de la Universiad de Valencia para escuchar, en el Fòrum de Debats, al anarquista norteamericano, vinculado al ala primitivista, John Zerzan. Y sobre la defensa del primitivismo frente a la neurosis que provoca la sociedad domesticada actual versó su intervención ante un público, mayoritariamente joven.

Recordó la frase de Freud relativa a que la plenitud de la civilización sería la neurosis para enumerar algunos síntomas de esa neurosis, como la triplicación de los suicidios entre los adolescentes norteamericanos, los frecuentes parricidios o las matanzas en las escuelas. Una patología generada por el desarrollo que exige más desarrollo. Ya a modo de introducción, Zerzan había señalado el lema de su camistea en la que decía: el crecimiento por el creciemiento es la ideología de una célula de cáncer.

Explicó, no sin gotas de humor, que la tecnología no es neutral, como dicen muchos, sino que engloba el orden social y es inseparable del capitalismo, basada en la jerarquía en la división del trabajo. En este contexto, rapidez y eficacia se convierten en valores y la ingeniería genética, en vanguardia. Pero Zerzan propuso otros valores que vienen a vincular las reivindicaciones de los grupos anarquistas con los movimientos de resistencia indígena.

10.000 años atrás

El filósofo y sociólogo, que aprovechó su estancia para presentar su libro Futuro primitivo, publicado por la joven editorial valenciana Numa, se retrotrajo 10.000 años y recordó cuando había 'mucho tiempo libre, una ética de compartir la comida, un sentido de autonomía, una falta de organización jerárquica'. 'Podemos seguir pasivamente el camino de la domesticación y la destrucción absolutas. O bien podemos variar radicalmente el rumbo hacia una revuelta optimista', dice Zerzan en su libro. Ayer concluyó su intervención parafraseando el lema del Mayo del 68: 'Debajo de la calle está la playa'.

Antes de Zerzan intervino su compañero Robin Terranova, con quien ha visitado diversas ciudades españolas. Éste llamó a la insurrección com autodefensa frente a la violencia del Estado. En un tono más incendiario, Terranova criticó a los movimientos antiglobalización por pacifistas y reformistas, y defendió un anarquismo verde, ligado al ecologismo, que combata el 'colapso ecológico' generado por la sociedad, y permita la liberación de la gente y de la tierra. 'Intento ser salvaje', afirmó, antes de abogar por 'aprender las destrezas de los primitivos' y vivir sin tecnologías. También señaló el movimiento feminista y el ecologismo como compañeros de viaje.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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