La Guardia Civil desarticula una red marroquí que explotó a 1.000 inmigrantes
Captaba clientes en mercados del Atlas y los llevaba hasta Valencia
La Guardia Civil ha desarticulado una de las mayores redes de traficantes de personas detectadas en España. Durante la operación, denominada Sendero, fueron intervenidas en Valencia, Murcia y Granada ocho viviendas y un almacén donde permanecían ocultos 40 inmigrantes marroquíes que habían pagado unas 800.000 pesetas a la organización. Fuentes del instituto armado afirman que la mafia traficó con un millar de irregulares en los últimos ocho meses. Seis individuos han sido detenidos hasta el momento.
La red controlaba la inmigración irregular en un tercio de Marruecos, según la Guardia Civil. Sus cabecillas eran Said S., de 26 años, y su hermano H. S., de 18, que se desplazaban con frecuencia a Tánger para supervisar el negocio. Ambos han sido detenidos en Valencia. La Guardia Civil calcula que, desde finales del año pasado, la organización introdujo en España a 60 inmigrantes cada 15 días.
A las órdenes de Said S. y de H. S. trabajaban, en España y en Marruecos, cerca de medio centenar de personas, que se ocupaban de tareas muy concretas. Un grupo se dedicaba a captar futuros inmigrantes en los mercados de aldeas cercanas al Atlas. Les instaba a reunir 600.000 pesetas en el plazo de seis u ocho meses a cambio de trasladarles a España. De esa cantidad, les cobraba 400.000 bajo la promesa de regularizar su situación y encontrarles un trabajo en España. Las otras 200.000 eran pagadas en concepto del viaje en patera a través del Estrecho. Estas cantidades eran recaudadas por grupos de personas diferentes.
Cuando reunían una expedición, los mafiosos contrataban una lancha neumática de 20 plazas, donde hacinaban a sus clientes y los transportaban desde las playas cercanas a Tánger hasta Tarifa (Cádiz). En la costa española les esperaban otros miembros de la red, que durante tres o cuatro días los guiaban a través del monte hasta las cercanías de Algeciras. Allí, otros individuos les recogían en vehículos robados y les trasladaban hasta su destino: a veces los llevaban a Valencia para que trabajaran en la temporada de la naranja y otras veces a Italia, para la vendimia.
Extorsiones y chantajes
Durante el viaje hacían escalas en las viviendas que tenía la organización en Granada y Murcia. Por estas estancias les cobraban 170.000 pesetas más. Allí les mantenían ocultos hasta que llegaba el momento propicio para volver a ponerse en ruta. A veces aprovechaban la ocasión para chantajear en Marruecos a la familia de alguno de sus huéspedes, a la que exigían otras 170.000 pesetas con la disculpa de que el inmigrante no había abonado la citada cantidad.
En Valencia, los mafiosos elaboraban documentos para los inmigrantes. La Guardia Civil ha intervenido certificados de vacunación, contratos de trabajo y recetas médicas, todos falsos. La organización redondeaba sus ingresos quedándose con una parte del salario de sus víctimas.
La operación policial se inició en agosto, a raíz de la denuncia por agresión que presentó ante la policía local de Benaguacil (Valencia) un ciudadano marroquí indocumentado. El juzgado avisó a la Guardia Civil. Los agentes averiguaron que el día que el denunciante había llegado al pueblo, se habían empadronado en su mismo domicilio otros 11 marroquíes. En total, la vivienda estaba habitada por 14 personas. Sólo Said tenía los papeles en regla. Tirando del hilo, localizaron otras viviendas en las que se habían producido empadronamientos masivos. En ellas cayeron otros cuatro miembros de la red. Además, los agentes han identificado en Marruecos a cuatro dirigentes más de esta mafia.
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