Rivaldo, un caso revelador
Malo cuando un problema se convierte en un asunto de Estado como ha ocurrido con Rivaldo en el Barça. Precisamente son estos casos los que sirven para tomar el pulso a una entidad y en la medida en que se resuelven o dimensionan se forma una opinión. En este sentido, el Barça continua siendo el club de los líos. Lejos de cerrar el conflicto, la intervención de los diferentes estamentos azulgrana lo ha ido agrandando. Resulta que Rivaldo viajó a Barcelona para jugar un partido en Anoeta y regresa a Brasil sin disputarlo, de manera que lo más natural habría sido que se quedara en su país y... santas pascuas. Al menos, se habría evitado el enojo del jugador, que se ha mosqueado, y mucho, con el jefe de los servicios médicos, con el cuerpo administrativo y con los entrenadores.
Las diferencias de criterio a la hora de diagnosticar su lesión llevaron a Rivaldo a recuperarse en Brasil, en una decisión que dejó a los médicos del Barça en inferioridad respecto a los brasileños, que cumplieron con los plazos anunciados en su visita al Camp Nou.
Tres semanas después, Rivaldo se incorporó a la disciplina barcelonista para jugar en San Sebastián y cumplir así con el pacto no escrito, aunque sí difundido por los directivos azulgrana, por el que el futbolista jugaría antes con el Barça que con Brasil. Para justificar el viaje del jugador, la directiva vino a decir más o menos que si los médicos de Brasil eran capaces de curarle sin operarle se lo llevaran y le devolvieran sano.
Pero, una vez llegado al Camp Nou y después de obtener el alta médica, sucedió que el entrenador prescindió de Rivaldo por considerar que le faltaba confianza, una apreciación que le dignifica ante quienes vienen jugando -aunque en este supuesto más ejemplarizante hubiera sido sentarle en el banquillo- en la misma proporción que le compromete. Nadie olvida, por poner el ejemplo más reciente, que Rexach alineó a Rivaldo en Cracovia, en la previa de la Liga de Campeones, sin haber realizado la pretemporada y recién llegado de un mes de vacaciones. Para cubrirse, Charly y la junta hicieron saber que reservaban al jugador para el partido de mañana contra el Mallorca. Falso. La Confederación Brasileña ha reclamado al futbolista por entender que si no ha reaparecido con el Barça ha sido por una decisión táctica y no vinculante a su compromiso médico.
Así que Rivaldo se ha dado media vuelta, cabreado por un viaje inútil. El jugador piensa que el club le ha utilizado como rehén para negociar con Brasil. El Barcelona quería elegir su reaparición a la carta y ha montado un numerito que le deja en mal lugar y delata su funcionamiento precario. La repercusión del caso expresa ni más ni menos que en el Barcelona el politiqueo le puede al sentido común. De acuerdo que Rivaldo nunca fue un jugador de club, pero el club ha despreciado a Rivaldo.
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