¿SANGRE AZUL EN LA POLICÍA DE RÍO?

La policía brasileña, tanto civil como militar, es una de las que peor fama gozan en el mundo por su precaria preparación, por la impunidad de que goza y por el índice de muertes que produce con sus famosas balas perdidas. Quizás por eso Alvo Lins, jefe de la Policía Civil de Río de Janeiro, se siente halagado porque entre los 50.000 candidatos para oposiciones a inspector de policía se haya presentado uno de sangre azul: un tataranieto de Pedro II. Tiene el pomposo nombre de Pedro Tiago de Orleans y Bragança y es estudiante de arquitectura. Los otros candidatos confiesan cándidamente que para ellos un puesto en la policía con un sueldo de 80.000 pesetas en un país donde el salario base es de 15.000 es toda una lotería. El candidato de sangre azul no podía alegar motivaciones tan a ras de tierra y ha declarado que lo que le mueve a ser inspector de policía es su deseo de defender a los niños para que no tengan que sufrir lo que él sufrió a los 13 años: un secuestro durante el cual estuvo siete días encarcelado y amarrado y con los ojos vendados. El tataranieto de Pedro II, emperador de Brasil, es un practicante de deportes de riesgo y además pinta. ¿Qué más podía desear la policía de Río para dar tono al cuerpo? Por eso se dice que el candidato de sangre azul tiene asegurado ganar las oposiciones.