Olor a limpio y normalidad en la víspera del cierre
Las dos residencias privadas de ancianos de Colmenar Viejo a las que el Gobierno ha abierto un expediente de cierre permanecían ayer abiertas. En el centro La Milagrosa, situado en la calle del Reloj, 1, los internos veían la televisión o descansaban tranquilamente. Las instalaciones estaban limpias y aseadas. Olía a ambientador. La dirección pidió a este periódico que no hiciese preguntas a los residentes porque estaban 'muy nerviosos por la situación'.
Según sus responsables, La Milagrosa lleva abierta nueve años, aunque sólo desde hace seis está autorizada por la Consejería de Servicios Sociales. El único patio que existe es una pequeña zona de entrada al recinto.
Las dos residencias expedientadas, con tres pisos cada una, están ubicadas en dos calles colindantes, en el centro del pueblo, al lado de la plaza del Ayuntamiento. En ellas habitan, en total, 48 ancianos. La dueña de ambos centros, Isabel Dosantos -que abandonó la comisaría el viernes a las 13.00 y ayer se encontraba en La Milagrosa-, se muestra muy afectada.
El Juzgado de Instrucción número 3 de Colmenar Viejo decretó su puesta en libertad sin fianza. Pero el abogado de la acusada, David Palomares Ortiz, dijo que el auto no es firme y que piensan recurrirlo. 'Vamos a pedir el archivo de las actuaciones', indicó Palomares.
Tampoco está de acuerdo con la actuación policial que culminó en la detención de Dosantos y su marido, que considera desmesurada y que piensa denunciar. Palomares pedirá responsabilidades tanto civiles como penales. 'No tiene sentido aparecer de repente el miércoles a mediodía y detener sin más a Isabel y a su marido', se queja el abogado. 'No tenemos ninguna información de la policía, nos enteramos el mismo miércoles, cuando apareció la policía en la residencia', puntualiza.
Palomares no comprende la razón de la contundencia policial. 'Si es una cuestión de contratación de una persona se puede intervenir de forma penal o administrativa, aquí han decidido ir por la vía penal', dice. En la detención estuvieron presentes la Inspección de Trabajo y la Comunidad de Madrid. 'Se pusieron a gritar en la planta superior de tal forma que el médico de la residencia les tuvo que llamar la atención', relata el abogado, quien condena asimismo que su defendida estuviera 48 horas detenida antes de que se le tomase declaración.
Según Palomares, Dosantos no pudo más y se derrumbó el jueves cuando estaba prestando declaración ante la policía. Por eso la declaración, según el letrado, tuvo que retrasarse un día más.
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