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El niño herido por el juguete bomba, dado de alta y sin secuelas cerebrales

Su ceguera no le impedirá tener una 'calidad de vida importante'

El niño de 17 meses, J. G. C., herido hace un mes al explotarle en San Sebastián un coche de juguete cargado con explosivos, regresó ayer a su casa tras recuperarse completamente de las gravísimas lesiones cerebrales, si bien se quedará ciego. Los médicos que le han atendido en el Hospital Donostia auguran una 'importante' calidad de vida para el menor, cuyo comportamiento es similar al día anterior a la explosión: juega, ríe, baila y habla como otro niño de su edad. Ahora sólo precisará atención ambulatoria para controlarle las cicatrices.

El doctor Eduardo Pérez-Yarza, jefe de sección de la Unidad de Cuidados Intensivos de Pediatría del Hospital Donostia, dijo tras anunciar el alta de J. G. C. que era 'un día importante' tanto para la familia del niño como para el equipo médico que le ha atendido desde el pasado 20 de agosto. 'La satisfacción es casi plena', añadió el facultativo, a la vista de la evolución de un niño que se ha repuesto de todas las lesiones cerebrales que sufrió como consecuencia de la explosión.

J. G. C. es 'un niño ciego' que se comporta 'como cualquier niño normal de su edad'. Tendrá 'una vida social y profesional de una importante calidad' gracias a la 'enorme capacidad de adaptación de un lactante', pronosticó Pérez-Yarza. El paciente juega en un tobogán, baila al son de la música, se ríe y habla con su familia como lo hacía antes del trágico suceso en el que se vio implicado. Sus relaciones afectivas y su comportamiento son 'absolutamente normales'.

Los médicos que le han atendido destacaron la evolución tan favorable desde su ingreso en 'situación crítica' y con 'riesgo para su vida'. J. G. C. presentaba una fractura craneal, pérdida de masa encefálica y estallido de ambos globos oculares, además de otras lesiones menores en el cuerpo y las manos. La explosión del cochecito cargado con pólvora también causó la muerte de su abuela, María Francisca Eraunzetamurgil, de 62 años, y heridas leves a su hermano, de cuatro años.

Lesiones mínimas

La rápida mejoría experimentada por el niño ha sido posible, afirmó Pérez-Yarza, gracias a la 'fuerza del propio niño', así como 'la entereza, el valor y la fortaleza física y psíquica de su familia', que ha transmitido a los equipos médicos su 'satisfacción' por la evolución de su hijo.

'El cuadro de lesiones es mínimo, mínimo, mínimo', dijo el doctor. El niño no presenta ninguna lesión neurológica gracias a que la evolución de los daños cerebrales ha sido 'un éxito'. Tampoco la ceguera influirá en su sistema hormonal de crecimiento, como en algún momento llegaron a barajar los especialistas. Pérez-Yarza aseguró que esa posibilidad 'está descartada' y que el niño crecerá con normalidad. Mostró 'cierta frustración' por no haber podido recuperar las funciones u órganos de la vista, aunque reconoció su satisfacción por que 'el resto de las funciones han sido reuperadas al 100%'. Tampoco se contemplan daños psicológicos porque la amnesia le impedirá recordar la trágica explosión.

A partir de ahora, el pequeño recibirá atenciones periódicas en los servicios de Cirugía Plástica, Oftalmología y Neurología Infantil, si bien los cuidados sólo incidirán en las cicatrices y en aspectos plásticos.

Por otro lado, la Ertzaintza no ha podido avanzar en las investigaciones que se iniciaron tras la explosión del juguete. Se desconoce quiénes fueron las personas que manipularon el cochecito y el objetivo de quienes lo abandonaron un viernes por la noche en un bar de la parte vieja de San Sebastián.

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