'Nuestro trabajo es imaginar lo que todavía no existe'
Los paisajes que se viven en los relatos de ciencia ficción, novelísticos o cinematográficos, acaban por encontrar su reflejo en la realidad. Pero estas narraciones también sirven como base para estudiar el desarrollo de ciudades en la actualidad e incluso para subvertir los estudios arquitectónicos, un tanto estancados en los últimos lustros. Esto pretende el taller de arquitectura que dirige Ángel Borrego (Llerena, Badajoz, 1967) en Vitoria hasta el próximo 22 de septiembre.
Pregunta. ¿No resulta un poco pasado de moda hacer referencia a las vanguardias de los 60?
Respuesta. Aquellos estudios de las vanguardias nos sirven como fundamento teórico, porque el trabajo del arquitecto es el de imaginar objetos, espacios, edificios que todavía no existen. Una vez que se han llevado a cabo, termina nuestra labor.
P. ¿Dónde está la vinculación con la ciencia ficción?
R. La mayor parte de estos relatos dedican su argumento a tratar de imaginar esos espacios nuevos, futuristas, cuya intención no está en su cumplimiento, sino en la creación de un estado de ánimo en el lector o el espectador. Esta frescura es la que nos lleva a trabajar con la ciencia ficción.
P. Pero sí se puede señalar la confirmación de algunas previsiones.
R. Por ejemplo, las Torres Gemelas. A principios del siglo XX nadie podría vislumbrar una construcción de esas características, salvo los relatos de anticipación. Y, al mismo tiempo, su destrucción nos parece increíble, tanto como el pensar ahora que se hayan podido levantar alguna vez.
P. En España, la edificación más parecida son las torres KIO, protagonistas de El día de la bestia.
R. Es el mejor retrato que se ha podido hacer de esos edificios, bastante malos, por otra parte. Éste es un poco el proyecto de nuestro seminario: ofrecer una nueva mirada a las ciudades y sus edificios. La arquitectura-ficción nos puede enseñar a dar cabida a modos de vida muy distintos a los actuales. Se trata de buscar modos de vida deseables.
P. Algo difícil de conseguir en Vitoria...
R. Esta ciudad está sufiriendo ahora la inflación estancada de los últimos 25 años, pero nuestra intención es buscar otra mirada de Vitoria, como si fuera escenario de una película de anticipación.
P. Estos trabajos no suelen contar con el favor del gran público. Parece que se prefiere el caserío a las aportaciones del movimiento moderno.
R. Yo creo que es una cuestión de formación y de cómo ha vivido la gente, pero siempre será preferible una vivienda con ventanales abiertos al Sur que una casa de campo, compartiendo espacio con los animales. De todos modos, si alguien construyera ahora un caserío, le iba a salir muy feo.
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