El PP se ofrece para derribar al Gobierno balear aunque ve inviable ahora una moción de censura

El PP entiende que 'tiene todo el sentido' reclamar un Gobierno estable para Baleares que evite las 'contradicciones diarias' que observan en el Ejecutivo multicolor del socialista Francesc Antich, pero no tiene en agenda ni ahora ni en los próximos meses presentar o provocar una moción de censura. El secretario general del PP, Javier Arenas, anunció ayer que su partido está dispuesto a contribuir a la 'gobernabilidad' en las islas y reconoció que para ello ha iniciado conversaciones con Unió Mallorquina (UM), que tiene los tres escaños que le faltan al PP (28 diputados) para gobernar.

Dirigentes próximos al ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, auténtico líder autonómico de los populares, matizaron ayer que los contactos con la dirigente de Unió Mallorquina María Antonia Munar buscan mejorar la relación entre ambas fuerzas, incluso en el nivel institucional, y en todo caso con vistas a las próximas elecciones autonómicas y sin forzar ahora la presentación de una moción de censura contra el Gobierno de Antich.

Unió Mallorquina ha sido tradicionalmente un socio de Gobierno del Partido Popular. Hasta las últimas elecciones, en que cambió sus preferencias y apoyó un gobierno presidido por un socialista dejando a los populares, cuya lista encabezó Matas, en la oposición. Pero la moratoria urbanística en todas las islas que pretende aprobar el Gobierno de Antich ha destapado las divergencias con Unió Mallorquina y una posible ruptura de la coalición de Gobierno que podría devolver a los socialistas a la oposición.

Encuentro Matas-Munar

El ministro Matas, ex presidente autonómico de Baleares y probable candidato del PP para las próximas elecciones de mayo de 2003, agitó ya este pasado verano las especulaciones al mantener un encuentro con Munar de carácter privado. Fuentes cercanas a Matas justifican esa actuación en su interés por arreglar las pésimas relaciones institucionales entre el Gobierno central de José María Aznar y el autonómico del socialista Francesc Antich. Esas mismas fuentes apuntan que en ese almuerzo, Matas y Munar tan sólo acordaron utilizar esa vía de comunicación para rentabilizar la presencia de un ministro balear en el Ejecutivo Central. De hecho, cuentan los colaboradores del ministro de Medio Ambiente, Munar acudirá antes de que acabe septiembre al despacho de Matas en Madrid para intercambiar algunos criterios específicos sobre actuaciones del departamento de Medio Ambiente en las islas.

Esta estrategia de Matas no pretende, en cualquier caso, recabar frutos políticos a corto plazo. Fuentes cercanas al ministro rechazan la hipótesis de forzar ahora una moción de censura contra Antich, entre otras razones porque cree que esa aventura está abocada al fracaso y porque sostienen que estas tensiones entre el partido de Munar y la coalición del gobierno autonómico que preside el PSOE son habituales y forman parte de un juego que nunca llega a la ruptura total.

El presidente del grupo parlamentario popular en Baleares, José María González Ortea, declaró ayer a Servimedia que su partido no tiene el objetivo 'de romper el pacto de Gobierno y presentar una moción de censura'. Sólo estaría dispuesto a negociar la formación de un Ejecutivo si UM rompe antes su pacto con el PSOE.

El PP sí trabaja ya con el horizonte puesto en las elecciones autonómicas de mayo de 2003 para recuperar el poder perdido en Baleares y en otras comunidades. De hecho, el propio Arenas informó ayer de inminentes convenciones en las autonomías donde los populares donde no gobiernan. Las primeras convenciones se celebrarán en Andalucía y Extremadura, donde no ha conseguido gobernar nunca, pero también las habrá en Baleares, donde ha gobernado siempre hasta las últimas elecciones autonómicas.

El PP balear, sin embargo, tiene un problema de falta de liderazgo desde el traslado a Madrid de Matas para formar parte del Gobierno. Matas ha encajado bien en Madrid y no manifiesta una gran predisposición a retornar a Baleares de nuevo como candidato pero tiene casi asumido que al final no le quedará otra alternativa.