La plataforma contra el trasvase del Ebro descarta presentarse a las elecciones
El movimiento cumple un año de protestas
La Plataforma de Defensa del Ebro cumple un año de movilizaciones contra el trasvase de 1.050 hectómetros cúbicos de agua del río Ebro, previsto en el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Tras un año de intensas y concurridas acciones, sus portavoces han fijado que su objetivo a medio plazo es que la Unión Europea no financie el proyecto y anuncian que no tienen previsto concurrir a las elecciones autonómicas y municipales previstas para el año 2003.
'La plataforma no bajará a la arena política. Pero es seguro que CiU y el PP pagarán un coste: no pueden vender el agua y asegurar que defienden el territorio. La gente aquí conoce el río, sabe que ya no baja el caudal mínimo mediambiental, sabe cómo está el delta', sentencia Manolo Tomás, uno de los portavoces del movimiento antitrasvase.
La plataforma nació denunciando el proyecto del PP para trasvasar el río. Creció convulsionando a los dos partidos que apoyaban el PHN: un PP tambaleante, que acabó perdiendo cuatro de los seis concejales del Ayuntamiento de Tortosa, y una Convergència i Unió que no ha sabido adaptar su discurso al de unas tierras en las que hablar de trasvase es mentar al diablo.
La plataforma perdió la inocencia batallando, con gritos y silbidos, contra la campaña de la Generalitat de enviar a la zona consejeros semana sí, semana también. Y triunfó en cada una de las manifestaciones: Barcelona en febrero y Madrid en marzo, con 200.000 manifestantes en cada una de ellas; y Bruselas hace una semana, con 7.000 personas pidiendo que la Unión Europea no financie el PHN porque, a su juicio, incumple las directivas europeas sobre aguas y aves.
El 5 de septiembre de 2000 el Consejo Nacional del Agua recibía el anteproyecto del PHN diseñado por el gabinete del ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas. Poco después, el Gobierno catalán, por boca de su consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, daba su conformidad al plan en un gesto que sus compañeros de partido en Tarragona nunca podrán entender por precipitado y porque les dejó con las manos atadas a la espalda en unas comarcas sociológicamente convergentes. Paralelamente, la Coordinadora Antitrasvase , que funcionaba al ralentí en Tortosa desde que 1989 CiU se planteó un trasvase a Barcelona desde el Ebro que no se realizó, inició con fuerza su movilización.
El 15 de septiembre cambiaron las tornas. La coordinadora tuvo que buscar una sala más grande para dar cabida al gentío que quería saber del PHN del PP. Ese día se creó la plataforma a la que se adhirieron más de 90 entidades. Nunca sus promotores pensaron que llegarían a suponer un revulsivo tal, una catarsis capaz de despertar en las tierras del Ebro el orgullo identificador, la rabia por los agravios comparativos con otras zonas catalanas más prósperas y un movimiento cívico de dimensiones desconocidas e inesperadas. 'Sabíamos que la ciudadanía de las tierras del Ebro respondería, pero no que lo haría en tan gran magnitud', afirma Tomás.
CiU afronta las primeras manifestaciones (20.000 personas en Amposta) con el paso cambiado. Su primera reacción fue desacreditar el movimiento. Los convergentes convocaron una rueda de prensa con los alcaldes y cargos electos para denunciar pintadas amenazantes y definieron estas tácticas de 'fascistas'. 'Nuestra primera reacción fue la de pensar: y ahora, ¿con qué nos salen éstos?', recuerda Tomás, que considera que los convergentes han ido de 'equivocación en equivocación'.
'Creo que los dirigentes de Barcelona tenían una idea distorsionada del territorio porque los caciques locales les vendieron que aquí no pasaba nada, que éramos una flor de primavera', añade. La flor se tornó cactus y a la oposición al PHN se sumó la oposición al mapa eólico y a la central térmica de la norteamericana Enron en Móra la Nova.
25.000 personas se manifestaban en contra de estos proyectos en febrero. Pero fue la movilización de Barcelona, con 200.000 manifestantes, la que dio la dimensión de la protesta. Para contrarrestarla, el Gobierno catalán creó una delegación territorial en las tierras del Ebro. 'Querían comprar', dice Tomás. CiU utiliza la Administración para desmovilizar. Más que delegados, han enviado a comisarios políticos', concluye.
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