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El dirigente socialista advierte que tras el atentado contra EE UU, el dilema está entre venganza o justicia

Enric Company

Los grandes asuntos que dominan la actualidad mundial tienen en Barcelona dos citas relativamente próximas. La primera será en marzo de 2002, cuando se celebre la prevista Conferencia de Barcelona de la Unión Europea, dentro del semestre de la presidencia española. La segunda es el Fòrum 2004. Pasqual Maragall destacó en la clausura de la Escuela de Verano del PSC que se trata de un reto para los socialistas, para Cataluña y para España, porque el mundo se halla en estos momentos en una coyuntura particularmente compleja y peligrosa.

En momentos como éste no hay que renunciar a la ambición, señaló en una crítica apenas velada a quienes han abogado en las últimas semanas en pro de una 'reconducción' del Fòrum 2004 hacia objetivos alejados de los conflictos y los grandes debates mundiales. Al revés, señaló, el objetivo debe ser incidir de lleno en las más candentes cuestiones porque a su juicio el mundo corre el riesgo cierto de adentrarse 'en un largo periodo de contradicciones internacionales dramáticas'. Y además, dijo, hay que tener posiciones sobre los asuntos de fondo en estos debates.

Maragall predicó con el ejemplo y se pronunció con claridad. Acerca de las desigualdades que denuncia el movimiento antiglobalización, el presidente del PSC abogó por establecer 'una nueva regulación de las relaciones económicas internacionales y la creación de un verdadero banco mundial'.

También se pronunció sobre la situación prebélica que vive el mundo tras el ataque terrorista contra Estados Unidos. El mundo está ahora, dijo, ante el dilema de 'escoger entre venganza y justicia'. La respuesta de la izquierda es, afirmó, la de optar por la justicia. Si se escoge la venganza 'se reforzarán las causas del mal'.

Pero la opción por la justicia se halla también, según Maragall, ante otro dilema que está directamente relacionado con el debate sobre la globalización. Se trata de la opción entre justicia estatal o justicia internacional. A un crimen internacional como es el que se ha producido en Estados Unidos, afirmó Maragall, 'le corresponde una justicia internacional'. Sucede sin embargo que en la actualidad el Tribunal Penal Internacional es sólo un proyecto, porque el acuerdo sobre su creación está a la espera de ser ratificado por un número suficiente de países. Este obstáculo no es menor, porque entre los países que no lo han ratificado se halla, precisamente, Estados Unidos.

Para superar esta situación, Maragall afirmó que la ONU 'debería ponerse del lado de las víctimas americanas' e impulsar la creación de un tribunal internacional específico contra delitos de terrorismo. Un tribunal ad hoc como los que se han creado con sede en La Haya para juzgar los crímenes contra la humanidad cometidos en Ruanda y en la antigua Yugoslavia.

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