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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

La flora del campus

En el entorno de la segunda universidad sevillana crecen cerca de medio millar de vegetales

En todo el territorio británico (Reino Unido e Irlanda, 314.383 kilómetros cuadrados) crecen unas 1.900 especies vegetales diferentes. En el campus de la Universidad Pablo de Olavide (150 hectáreas) se han inventariado cerca de 500, un índice de diversidad botánica similar al que se localiza en Islandia (103.000 kilómetros cuadrados). Los terrenos baldíos que salpican el entorno de la segunda universidad sevillana, aún cuando están sometidos a una intensa actividad humana, reúnen una excepcional muestra de las plantas silvestres que habitan en Andalucía occidental.

Han sido profesores y alumnos los que han censado este patrimonio vegetal para que se le tuviera en cuenta a la hora de diseñar y ejecutar las obras de acondicionamiento que se llevan a cabo en este centro educativo. 'Al encontrarnos con esta variedad de plantas la sorpresa fue relativa, ya que nuestro campus, a pesar de las alteraciones que estos terrenos han sufrido, es un fiel reflejo de la biodiversidad andaluza', asegura Modesto Luceño, profesor de Botánica que ha dirigido este trabajo.

La presencia de importantes cantidades de nitrógeno en el suelo, una característica típica de terrenos humanizados, explica la presencia de plantas muy comunes en toda la región, como los jaramagos, de los que se han localizado tres especies, o las amapolas. Pero, al mismo tiempo, se han encontrado vegetales particularmente escasos, como la escila de hoja obtusa, cuyas dos únicas poblaciones de Andalucía occidental crecen en el campus de la Pablo de Olavide y en un enclave de la comarca sevillana del Aljarafe.

Reliquias

Algunas de estas plantas, explica Luceño, 'son auténticas reliquias de los primitivos bosques que ocuparon estas tierras'. EL helecho, por ejemplo, es uno de los grupos más antiguos, y curiosamente en este campus crecen cuatro especies de las menos evolucionadas, aquellas que llevan sobre la Tierra más de 300 millones de años.

El campus de esta universidad se ha convertido en una magnífica aula al aire libre, en donde pueden realizar sus prácticas los alumnos de Ciencias Ambientales. Para los que se inician en el terreno de la Botánica puede resultar llamativa la contemplación, en vivo, de especies como la flor de abeja amarilla, una orquídea que imita el aspecto de una abeja hembra para así atraer a los machos de este insecto y que sean ellos los que se ocupen de la polinización. Algo parecido ocurre con el denominado candil andaluz, una planta trepadora con flores en forma de trompeta curvada, que atrae a pequeñas moscas con su desagradable olor y las retiene en el interior de esta cavidad hasta que sus cuerpos están embadurnados de polen.

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Otros vegetales pueden estudiarse en función de las aplicaciones que el hombre les ha dado a lo largo de la historia o bien por su reciente aprovechamiento en el campo de la medicina. Dentro de este capítulo la mandrágora, vinculada a los ritos medievales de brujería, es todo un clásico. 'El hermoso aspecto de esta planta, con sus ramilletes de flores lilas, puede llamar a engaño puesto que contiene un elevado contenido en alcaloides cuyo consumo puede resultar peligroso', advierte Luceño.

El hipérico o hierba de San Juan, muy común en cunetas y bordes de caminos, se utilizaba en la medicina popular como cicatrizante, aunque hace algunos años se descubrieron sus propiedades antidepresivas, de manera que se ha convertido en una alternativa, disponible ya en las farmacias, a las sustancias artificiales que se emplean para aliviar esta dolencia.

El campus de la universidad Pablo de Olavide, con su espontánea muestra de flora mediterránea, constituye un buen ejemplo de las zonas verdes que podrían promoverse en el entorno de las grandes ciudades andaluzas. Un modelo muy diferente al de los clásicos parques en los que abundan unas pocas especies, la mayoría de ellas exóticas. En el Diagnóstico Ambiental de las Ciudades Andaluzas, realizado por encargo de la Consejería de Medio Ambiente, se señala esa tendencia al empobrecimiento, al abuso de zonas verdes que se ajustan a un modelo uniforme que empobrece el paisaje.La Universidad Pablo de Olavide se encuentra situada en el sureste de la capital hispalense, en los terrenos de la antigua Universidad Laboral. Enmarcada por el río Guadaira, el canal del Bajo Guadalquivir y la carretera de Utrera, dispone de un amplio solar en el que los edificios se integran, de manera natural, en un entorno verde. Para regular la ordenación de este campus, siguiendo los criterios de un desarrollo sostenible, la segunda universidad sevillana va a constituir una Comisión Ambiental, que se ocupará, entre otras cuestiones, de la conservación de este patrimonio botánico.

Para asegurar la supervivencia de aquellas especies más delicadas se construirá un invernadero, en donde podrán cultivarse, y del que saldrán nuevos ejemplares para la colonización de áreas favorables.

Asimismo, se estudia la restauración de una mancha del primitivo bosque mediterráneo que crecía en la zona. Unas 30 hectáreas de terreno podrían recuperar su aspecto original, sirviendo de refugio a muchos de estos vegetales y también a los animales que aprovechan estos oasis de naturaleza, no muy abundantes en espacios urbanos.

Se trata no solo de conservar los recursos naturales sino también de aprovechar el valor didáctico de los mismos. La propia rectora, Rosario Valpuesta, se muestra convencida del valor que tiene este patrimonio para la comunidad educativa, algo de lo que no pueden presumir otras instituciones similares, ubicadas en el mismo casco urbano de las ciudades. 'Estas plantas', precisa, 'forman parte de la Universidad, a ellas les corresponde un sitio, un lugar donde crecer y desarrollarse, y a nosotros la obligación de garantizarlo, esta es una buena manera, un buen ejemplo, de conjugar el progreso con el respeto a la naturaleza'.La Universidad Pablo de Olavide se encuentra situada en el sureste de la capital hispalense, en los terrenos de la antigua Universidad Laboral. Enmarcada por el río Guadaira, el canal del Bajo Guadalquivir y la carretera de Utrera, dispone de un amplio solar en el que los edificios se integran, de manera natural, en un entorno verde. Para regular la ordenación de este campus, siguiendo los criterios de un desarrollo sostenible, la segunda universidad sevillana va a constituir una Comisión Ambiental, que se ocupará, entre otras cuestiones, de la conservación de este patrimonio botánico.

Para asegurar la supervivencia de aquellas especies más delicadas se construirá un invernadero, en donde podrán cultivarse, y del que saldrán nuevos ejemplares para la colonización de áreas favorables.

Asimismo, se estudia la restauración de una mancha del primitivo bosque mediterráneo que crecía en la zona. Unas 30 hectáreas de terreno podrían recuperar su aspecto original, sirviendo de refugio a muchos de estos vegetales y también a los animales que aprovechan estos oasis de naturaleza, no muy abundantes en espacios urbanos.

Se trata no solo de conservar los recursos naturales sino también de aprovechar el valor didáctico de los mismos. La propia rectora, Rosario Valpuesta, se muestra convencida del valor que tiene este patrimonio para la comunidad educativa, algo de lo que no pueden presumir otras instituciones similares, ubicadas en el mismo casco urbano de las ciudades. 'Estas plantas', precisa, 'forman parte de la Universidad, a ellas les corresponde un sitio, un lugar donde crecer y desarrollarse, y a nosotros la obligación de garantizarlo, esta es una buena manera, un buen ejemplo, de conjugar el progreso con el respeto a la naturaleza'.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

El bosque restaurado

La Universidad Pablo de Olavide se encuentra situada en el sureste de la capital hispalense, en los terrenos de la antigua Universidad Laboral. Enmarcada por el río Guadaira, el canal del Bajo Guadalquivir y la carretera de Utrera, dispone de un amplio solar en el que los edificios se integran, de manera natural, en un entorno verde. Para regular la ordenación de este campus, siguiendo los criterios de un desarrollo sostenible, la segunda universidad sevillana va a constituir una Comisión Ambiental, que se ocupará, entre otras cuestiones, de la conservación de este patrimonio botánico. Para asegurar la supervivencia de aquellas especies más delicadas se construirá un invernadero, en donde podrán cultivarse, y del que saldrán nuevos ejemplares para la colonización de áreas favorables. Asimismo, se estudia la restauración de una mancha del primitivo bosque mediterráneo que crecía en la zona. Unas 30 hectáreas de terreno podrían recuperar su aspecto original, sirviendo de refugio a muchos de estos vegetales y también a los animales que aprovechan estos oasis de naturaleza, no muy abundantes en espacios urbanos. Se trata no solo de conservar los recursos naturales sino también de aprovechar el valor didáctico de los mismos. La propia rectora, Rosario Valpuesta, se muestra convencida del valor que tiene este patrimonio para la comunidad educativa, algo de lo que no pueden presumir otras instituciones similares, ubicadas en el mismo casco urbano de las ciudades. 'Estas plantas', precisa, 'forman parte de la Universidad, a ellas les corresponde un sitio, un lugar donde crecer y desarrollarse, y a nosotros la obligación de garantizarlo, esta es una buena manera, un buen ejemplo, de conjugar el progreso con el respeto a la naturaleza'.

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