Selección de maestras

Las siguientes apreciaciones tratan de poner luz y atraer la atención sobre el reciente proceso de selección de maestros de la Comunidad de Madrid. Estamos ante una oposición que presenta aspectos tan oscuros que hacen dudar de un mecanismo que debe ser escrupulosamente limpio, igualitario y claro.

La primera irregularidad aparece en la formación de los tribunales. Se trata de maestros que, puede darse el caso, examinan a aspirantes de los que fueron compañeros o directores como interinos en cursos anteriores. ¿Sospechoso? Por otra parte, en el caso de los maestros de Pedagogía Terapéutica, que es el mío en concreto, se da la circunstancia de que algunos tribunales no están formados en su totalidad por especialistas en educación especial. ¿Cómo explicarlo?

En segundo lugar, el procedimiento es desconsiderado e injusto. El primer ejercicio se contesta por escrito, se guarda en un sobre y a los pocos días el aspirante es llamado, junto a otros compañeros, para leer su examen ante el tribunal. Estas lecturas comienzan a las 8.00 y acaban por la tarde, sin interrupción. ¿Puede asegurarse que el tribunal se encuentra en igualdad de condiciones cuando examina al primero que al último, tras siete u ocho horas de escucha del mismo tema durante varios días seguidos?

Por si esto fuera poco, faltan las notas. Nada se explica, los criterios de evaluación no son claros, cualquier duda o reclamación choca con un infranqueable muro burocrático. ¿Quién cuida de la limpieza del proceso?

Y la guinda del pastel, llega el momento de la asignación de plazas a aquellos que no consiguieron plaza pero acceden a la lista de interinos. Entonces nos topamos con otro cúmulo de irregularidades. La consejería saca una lista de vacantes insuficientes de tal modo que días después aparecen otras, cualitativamente mejor valoradas, que corresponderán a personas que ocupan lugares más alejados en la lista. Y eso por no hablar de las vacantes que algunos directores conservan y sacan más adelante para que sean otorgadas a amigos a los que favorecen, saltándose todas las normas y principios. Esto y mucho más pasa en la Comunidad de Madrid, en la Consejería de Educación.