¿Centuriones o fariseos?

Este es el más brutal de los mundos. El porvenir requerirá manual de usuario del Apocalipsis, el resto de la Biblia se queda desechable, la historia del hombre va a empezar en serio, la guerra vuelve a ser el semental dominante de la especie humana. El dolor, más ilimitado y contagioso por oculto, de las víctimas del 11 de septiembre y sus allegados, ha tardado 24 horas en revelar el carácter heróico de una presidencia milagrosamente salvada del ataque. De las víctimas extraerán respetabilidad política quienes más la necesiten, y un cheque en blanco para las legiones del imperio.

Esta masacre de kamikazes contra neoyorquinos busca objetivos, no obedece a ciegos motivos. Quien reconvierta el llanto ciudadano en talismán para terribles incoherencias bélicas, se manchará con alguna porción del crimen de lesa humanidad que pretenda aplastar. ¿Ocurrirá ahora sobre el mundo entero lo que el autor del daño busca, o se habrá ido de vacaciones? La tecnología, unida a ignorancia moral y falta de ideas nos están metiendo en un mercado donde un gramo de seguridad va a costar toneladas de dignidad.