Caen los árboles de la Alameda
El Ayuntamiento de Sevilla inicia una tala en el histórico bulevar ante la oposición de una plataforma vecinal
Los árboles de la Alameda de Hércules, el centenario bulevar sevillano, han empezado a caer. El servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento hispalense ha iniciado el proceso de tala de 40 de los ejemplares que habitan el paseo, que data del siglo XVI. Tras 'apear' seis de ellos a finales de julio, el proceso continuó el lunes con el fin de otros ocho. Tres más cayeron ayer.
En un reciente informe municipal sobre los árboles, se justifica la actuación en su peligrosidad, 'tanto por la debilidad de su estructura, como por las necrosidades en sus troncos y ramas o heridas basales producidas durante muchos años, que los hacen elementos que ofrecen peligro de caída y productores de daños' en la vía pública, tanto a personas como a vehículos.
Las actuaciones de Parques y Jardines en la Alameda de Hércules se enmarcan en un polémico plan municipal de rehabilitación de la zona que incluye la revisión de la red de aguas, la reurbanización del paseo y la construcción de un aparcamiento subterráneo en una zona aledaña.
El plan es polémico porque desde su aprobación por la Gerencia de Urbanismo, en diciembre del pasado año, ha contado con la oposición de un grupo de vecinos y asíduos del barrio, que se han constituido en plataforma con el nombre de Alameda Viva, y de los dos representantes de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sevilla.
Alameda Viva cree que gran parte de la tala está al servicio de la posterior reurbanización de la zona y de la construcción del aparcamiento, que traerán a la zona un volumen de tráfico aún mayor del que ya soporta, y que el diagnóstico del estado de salud de los árboles condenados a la poda es exagerado.
En el informe elaborado recientemente por ese mismo servicio se cifra en 43 el número de árboles cuyo 'apeo' (como técnicamente se define la tala) es necesario, pese a que son 139, el 60% del total, los que presentan problemas de salud.
El grupo de jóvenes activistas del barrio se llaman entre sí ardillas, por una de las primeras movilizaciones que emprendieron en defensa de la arboleda del bulevar. El pasado 22 de junio llamaron la atención de toda la ciudad cuando se subieron a las copas de los árboles para pasar varios días.
Cuando el 30 de julio se inició la poda, consiguieron paralizarla tras una reunión con el alcalde, Alfredo Sänchez Monteseirín, del PSOE, que les prometió un verano tranquilo. El alcalde les dijo que encargaría un informe a la Consejería de Medio Ambiente, para confirmar o discutir el diagnóstico del propio Ayuntamiento, de la delegación de Obras Públicas, gobernada por la andalucista Isabel Guerra Libreros.
Presencia policial
Ante la sorpresa de las ardillas, y antes de conocer el informe de la Junta, la tala se reinició el lunes. Ayer martes, ya organizados, consiguieron paralizarla de nuevo pese a la presencia policial. La Policía Municipal envió a la zona hasta 30 agentes, según miembros de Alameda Viva, que prefirieron parar los trabajos de poda antes que enfrentarse a los 50 activistas presentes en la Alameda. Uno de ellos consiguió subir a uno de los árboles amenazados y otros dos se encadenaron al camión de bomberos que acudió para bajar a su compañero.
Las actuaciones de Alameda Viva, que han vuelto a paralizar la tala, son vistas desde Obras Públicas como 'carentes de sentido'. La delegación municipal piensa concluir sus actuaciones en la zona y los activistas piensan oponerse mientras puedan. Esta misma mañana continuará una lucha en la que ardillas se enfrentan a sierras mecánicas.
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