La profesora lapidada

Desde el momento que ha llegado, ni más ni menos, hasta el Parlamento Europeo, el tema de la profesora de religión despedida no es baladí. Considero, como premisa, que la tal profesora era profesionalmente competente, es decir, que preparaba a sus alumnos igual o mejor que cualquier colega de los que siguen en activo. Pues bien, los obispos dicen, al parecer, que esta señora, al formalizar su situación convivencial con transparencia y sin la menor hipocresía, casándose con su 'pareja de hecho' (un divorciado), se ha convertido en una 'adúltera oficial', siendo esto un mal ejemplo para la comunidad cristiana, en general, y para sus alumnos en particular. En consecuencia, consideran que este tipo de conducta debe de ser sancionado, de alguna forma, y han optado por la rescisión del contrato de trabajo. En lenguaje bíblico diríamos que la han juzgado y lapidado con la ley canónica en la mano.

¿Cómo juzgó a la adúltera el Jesús de Nazaret histórico: 'El que de entre vosotros esté sin pecado, que lance la primera piedra'. Ante una interpelación de este tipo por parte de alguien que penetra con su mirada en el último rincón de nuestra alma, todos dejaríamos nuestras piedras y nos iríamos retirando discretamente... empezando por los más viejos, que son precisamente los obispos. Cierta jerarquía eclesiástica no se ha adaptado a los tiempos modernos y su incapacidad para la autocrítica (junto a un cierto apego a la aparente eficacia del poder terrenal y del dinero), espanta a la juventud y vacía las iglesias.