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El presidente de KPN dimite tras el fracaso de su plan de expansión y el desplome en Bolsa

La firma de telecomunicaciones recibe un crédito de 2.500 millones de euros para afrontar la crisis

A pesar de que hace menos de una semana aseguró que se quedaba, Paul Smits, presidente del operador de telefonía holandés KPN, ha presentado su dimisión. Las presiones han sido demasiado fuertes tras el fracaso de la fusión con Belgacom, la estrepitosa caída en Bolsa (75% en los últimos cuatro meses) y la falta de credibilidad de la empresa, que, lastrada por pérdidas de más de 1.000 millones de euros hasta junio, no ha podido superar el fracaso de su expansión. El nuevo presidente, Ad Scheepbouwer, que presentará un plan de rescate en enero, cuenta de partida con un crédito de 2.500 millones de euros para afrontar la crisis. La Bolsa reaccionó con una subida del 15%, aunque al cierre se quedó en un 2,75%.

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Si bien su carrera al frente de la emblemática empresa holandesa, en la que el Estado holandés tiene todavía cerca de un 35%, dista de poder calificarse de brillante, Smits es para algunos simplemente una víctima de la mala situación por la que atraviesa el sector de las telecomunicaciones en Europa. Para otros, víctima de sus pretensiones expansionistas. Smits, entre otras actuaciones, llegó a acordar la fusión con Telefónica cuando ésta estaba presidida por Juan Villalonga.

La empresa le ha mantenido como miembro del consejo de administración y le nombrado responsable de la división de telefonía móvil, curiosamente el sector en el que más fracasos ha cosechado. Para algunos analistas estos nombramientos no son sino una salida de urgencia que no se prolongará más allá de tres o cuatro meses.

Si poco después de asumir las riendas de la empresa, en marzo del pasado año, el fin de las negociaciones de fusión con Telefónica supuso su primer gran golpe, fue sobre todo su poco acertada política de expansión internacional y la diversificación de productos lo que le puso a Paul Smits la soga al cuello.

La incursión en la telefonía de tercera generación UTMS en Alemania y Holanda y la compra de la operadora de telefonía móvil alemana E-plus -una operación que había heredado de su antecesor Wim Dik-, arrojaron a la empresa a un tremendo agujero financiero de más 23 millones de euros, cantidad que consiguió reducir últimamente con la venta apresurada de algunas actividades.

Según publicaba ayer el diario de Hamburgo Financial Times Deutschland, la francesa Orange está negociando la compra de E-Plus, una operación en la que también está involucrada Mobilcom, la compañía de telefonía alemana con la que opera Orange en el país germánico. El objetivo es reducir el coste de las nuevas inversiones previstas para el desarrollo de la tecnología UMTS. Fuentes de la presidencia de Mobilcom confirmaron que los respectivos presidentes mantienen conversaciones para una posible alianza.

El acuerdo, que supondría un importante alivio financiero para la holandesa, encaja en la consigna de 'vender todo lo que se pueda' que lanzó Smits hace unos meses, cuando constató que las deudas le atenazaban. El lastre de 22.800 millones de euros y unas pérdidas que se multiplicaban por 50 hasta más de 1.000 millones de euros, hicieron perder la confianza a los inversores, que dejaron a KPN en una posición muy débil para negociar (llegó a perder el 86% en Bolsa este año) y frustraron hace poco más de una semana la fusión con Belgacom. La incertidumbre sobre su futuro y la vaguedad de planes dieron la puntilla definitiva a Smits.

Ayer el nuevo dirigente, Ad Scheepbouwer, que se pondrá oficialmente al frente de la empresa en enero, tampoco ofreció planes concretos, pero prometió un diagnóstico preciso y una serie de actuaciones para el rescate de KPN, a más tardar para principios del año próximo.

'Vamos a estudiar una por una las actividades de la empresa, centrándonos en el flujo de caja', declaró Scheepbouwer, sin descartar drásticas medidas de reducción de costes y no contemplando, por el momento, otro intento de fusión. A sabiendas de que recuperar la confianza de los inversores es vital para la supervivencia aseguró: 'Nos ocuparemos del buen funcionamiento de la empresa. KPN es una compañía fuerte que está infravalorada'.

Préstamo de apoyo

Tras estas declaraciones, el nuevo presidente de KPN recibió las primeras muestras de confianza: no sólo el precio de los títulos subió (un 2,75% al cierre), sino que un consorcio de bancos holandeses e internacionales concedió una nueva línea de crédito al operador holandés por valor de 2.500 millones de euros con vencimiento en el cuarto trimestre de 2004.

Según Scheepbouwer, las nuevas facilidades de crédito concedidas a KPN permitirán a los empleados del grupo concentrarse en su trabajo, al tiempo que dejarán a la dirección de la empresa el tiempo necesario para redefinir su estrategia.

Conocido por su gran pragmatismo, el todavía presidente de la compañía de correos TGP, cuenta con buenos antecedentes para confiar en que pueda salvar lo que queda de KPN. No sólo por ser desde 1998 miembro del Consejo de Vigilancia del operador de telefonía, por lo que sabe muy bien lo que pasa en la casa, sino también porque conoce a la perfección el funcionamiento de las empresas públicas en fase de privatización.

Con un duro gran plan de reducción de costes, Scheepbouwer, logró en tan sólo unos años convertir en una lucrativa empresa a TGP, el patito feo tras la disgregación de lo que fue la empresa pública de correos y telecomunicaciones PTT.

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