"A los jóvenes todavía les queda por dar un paso"
Javier Imbroda (Melilla, 1961) se ha estrenado como seleccionador nacional de baloncesto con una medalla de bronce en el Campeonato de Europa y la clasificación de España para el Mundial de 2002, en Indianápolis (Estados Unidos). El técnico declara que ahora su máxima ambición es que el puesto obtenido en Turquía tenga una continuidad en el futuro, en el que espera que los jugadores más jóvenes acaben de subir otro peldaño en su progresión.
Pregunta. ¿Cuál es su valoración sobre la selección española en el Europeo?
Respuesta. El trabajo del equipo ha sido sensacional. Se ha ganado la admiración y el respeto de todo el mundo. Si antes de viajar a Turquía hubiéramos prometido vivir esta situación, el 90% de la gente no se lo habría creído. La gran virtud es que en todos los partidos hemos dado la cara, incluido el de Yugoslavia, a la que jugamos de tú a tú.
P. ¿Cuál es el margen de mejora?
R. El equipo, defensivamente, siempre tiene que rendir a muy alto nivel, entre otras razones porque no somos superiores a casi nadie en el aspecto físico. Es un lastre con el que tenemos que convivir. Si físicamente no somos superiores a nadie casi en ningún emparejamiento, nuestra intensidad debe ser no sólo muy alta, sino que nuestra estrategia debe ser muy estudiada. Y, al tiempo que mantenemos esa intensidad, hemos de ser precisos en el ataque.
P. El tema arbitral y su expulsión ante Turquía, un lunar.
R. Lo de Turquía fue excepcional. He vivido cuatro Europeos, un Mundial y dos Juegos Olímpicos. Por supuesto, a mí nunca me había pasado algo así y no lo había visto nunca en estos campeonatos. Y puedo decir, con absoluta tranquilidad de conciencia, que no hubo nada diferente a lo que puede ocurrir en tantos partidos. Fue tan evidente que... lo diré: estaba mediatizado porque era mucho lo que había en juego. Hay que situarse emocionalmente en un partido en el que Turquía ganaba o quedaba eliminada.
P. ¿Tuvo que hacerse respetar?
R. Defendí a mi equipo y transmití a los árbitros que no estaba dispuesto a que nos arrollaran, a que nos perdieran el respeto, aunque lógicamente no buscaba la expulsión. Pero, a pesar del ambiente, no iba a permitir que nos pisaran.
P. ¿No busca demasiadas excusas la selección cuando pierde partidos igualados?
R. No hemos tenido nunca una respuesta victimista. Es más, si la hubiéramos tenido, no me cabría la menor duda de que Turquía nos hubiera ganado por 30. Un equipo ganador nunca pone excusas. Desde dentro de la selección no ha habido una respuesta victimista, sino todo lo contrario.
P. ¿Temía lo que podía suceder con los jóvenes, máxime tras el desencanto de Sydney 2000?
R. Ésa es la tremenda lucha. Que no nos quedemos en un buen resultado esporádico. Siempre habíamos sido un eterno aspirante. Yo no marcaba una línea entre el éxito y el fracaso, sino que la marcaba entre seguir siendo una eterna aspirante o una gran selección. Y eso, para mí, es estar en la lucha por las medallas de una forma lo más prolongada posible. Yo no temía que a los jóvenes les pudiera la presión. Hay una excesiva protección hacia ellos en España, entre otras cosas porque se lo han ganado. Pero todavía les queda para dar el paso que tienen que dar a este nivel. Por ejemplo, contra Yugoslavia se produjo una clara muestra de ello. No sería justo que les robáramos ese margen de madurez para rendir al máximo nivel. No seríamos justos. Y ya les pedimos que rindan como si fueran Stojakovic.
P. Gasol dijo que no estaba del todo a gusto con el estilo de juego. ¿Es el que más se ha tenido que sacrificar desde esa perspectiva?
R. En un equipo ganamos y perdemos todos. Es un hombre importante para la selección. Hemos tratado de acomodar un poco nuestro juego para no tener una Gasoldependencia. Eso ha sido importante a lo largo del campeonato porque Pau ha tenido fases más o menos acertadas. No ha sido un jugador consistente de partidos porque todavía es joven y le queda un recorrido. Quizás dentro del juego no se haya podido sentir todo lo cómodo que hubiera querido, pero el resultado final ha sido positivo.
P. ¿Le preocupa que su incorporación a la NBA le condicione con vistas a la selección?
R. Cuando ves a Stojakovic, Turkoglu... Ves físicamente cómo son y la fuerza mental que tienen durante todo el partido... Y es evidente que a Pau le espera una semitransformación en lo físico. En cuanto al juego, va a estar más desprotegido allí. Le espera una adaptación complicada, pero tengo confianza porque es lo suficientemente maduro para saber que va a tener muchas dificultades. Ahí es donde se ve la grandeza del jugador. Si me preocupa o no la repercusión en la selección, ya veremos. Lo único que me gustaría o que le pediría es que no se canse de aprender, de crecer, y que tenga deseos por jugar con la selección y disfrutar con la selección y que, mentalmente, no venga como algunos jugadores de la NBA sin una excesiva motivación.
P. ¿Ha echado de menos a los que renunciaron al equipo?
R. No debemos especular con lo que pudo ocurrir y no ocurrió. Lo que para mí sí es una conquista grande es lo que este equipo ha hecho. Ha transmitido ilusión, ha querido ganar en cada partido. Me quedo con todo eso, aun con las limitaciones que hayamos podido tener, que han sido unas cuantas. La grandeza es que ha rendido a lo mejor por encima de sus posibilidades, que es la mejor de las motivaciones.
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