La nula inversión pública en El Cabanyal reduce el valor catastral del barrio
Noguera denuncia una estrategia de degradación
La última revisión del catastro de la ciudad de Valencia deparó una curiosa sorpresa a los vecinos de El Cabanyal, esencialmente a los afectados por el proyecto de prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez. El importe de los recibos del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que recibieron había descendido porque el valor catastral de sus viviendas fue revisado a la baja. La degradación del barrio como resultado de la escasa inversión pública justificó la rebaja.
El proyecto de prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez y la construcción de una arteria de 40 metros de anchura a través del barrio prevé la desaparición de 1.700 viviviendas, cuyo coste de expropiación va directamente ligado a su valor catastral.
La reducción de los valores en la última revisión del catastro hace cuatro años pone de manifiesto 'una estrategia de largo plazo' para degradar el barrio, según denunciaron ayer Ana Noguera y José Sellés, concejales socialistas del Ayuntamiento de Valencia.
Noguera subrayó que el proyecto de prolongación es 'innecesario', tal como se desprende de un informe técnico solicitado por la Consejería de Obras Públicas a un grupo de asesores de reconocido prestigio.
El informe en cuestión sugería respetar los viales definidos en el Plan General de Ordenación Urbana de Valencia aprobado por el pleno del Consell el 28 de diciembre de 1988, que preveían desviar el tráfico que discurriera por la avenida de Blasco Ibáñez hacia el mar a través del bulevar de Serrería hasta la avenida de los Naranjos, por el norte, o hacia la avenida del Puerto, por el sur.
El bulevar de Serrería ya ha sido ensanchado y forma parte de la última ronda urbana de Valencia. Pero las obras de la avenida de los Naranjos se detuvieron a escasos metros de la primera línea de playa y permanecen paralizadas.
Todos los expertos en urbanismo coinciden, además, en que modificar una trama urbana supone alterar los hábitos instituidos por los vecinos afectados a lo largo de años de convivencia. Noguera incidió en ese aspecto para denunciar que 'ningún informe técnico' avala la prolongación de Blasco Ibáñez, una obra que 'destrozará el barrio y las formas de convivencia' de sus moradores.
'Los intereses de la prolongación nada tienen que ver con los intereses de la ciudad', añadió Noguera, sino que coinciden con la cuenta de resultados de las empresas constructoras. Y subrayó cómo el PP 'lleva años preparando la operación', como demuestra el continuo descenso de las 'inversiones municipales específicas' en el barrio del Cabanyal, por un lado, y la revisión a la baja de los valores catastrales de las viviendas por otro. 'Han dejado morir el barrio ', dijo Noguera y concluyó: 'La política del PP favorece la especulación'.
Sellés abundó en la falta de atención que dispensa el Ayuntamiento a los poblados marítimos de la ciudad, especialmente en la zona afectada por el proyecto de prolongación de la avenida. Y recordó que sólo se ejecutan dos equipamientos culturales en la actualidad, la reconversión de La casa de la Reina en biblioteca municipal y la transformación del antiguo Cine Musical en un centro cultural, 'el minipalau'. Según Sellés, el Ayuntamiento ejecuta ambas acciones 'sólo para lavarse la cara'.
La inversión pública prevista para ejecutar las obras de prolongación de Blasco Ibáñez hasta el mar asciende a 26.000 millones de pesetas, según los datos oficiales del Ayuntamiento. Los edificios a ambos lados de la avenida tendrán una altura máxima de cinco plantas, pero todavía se estudia la posibilidad de rematar las obras con dos torres de gran altura en la primera línea de la playa.
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