Fox abandona EE UU sin un acuerdo para regularizar a los inmigrantes

Vicente Fox concluyó ayer su visita a Washington con un discurso ante las dos cámaras del Congreso, reunidas en sesión conjunta, en el que pidió de forma insistente 'confianza mutua'. El presidente de México no consiguió de George W. Bush ningún compromiso sobre la regularización de los inmigrantes mexicanos sin papeles en Estados Unidos. Pero su inesperada petición de una amnistía para todos ellos (se estima que son unos tres millones), antes de finales de este año, hizo impacto tanto en las filas demócratas como en las republicanas. Fox logró, al menos, situar el problema de la inmigración ilegal en primera línea del debate político estadounidense.

Bush esperaba atraerse el apoyo de la comunidad hispana cuando empezó a hablar, hace meses, de regularizar a los mexicanos. Pero la maniobra puede acarrearle el efecto contrario, porque se ha visto obligado a reconocer que puede hacer muy poco por ahora. 'Es un asunto increíblemente complejo; y, para complicar aún más las cosas, debe pactarse con el Congreso', declaró ayer. Los parlamentarios republicanos rechazan la amnistía a los mexicanos porque creen que atraería oleadas de nuevos inmigrantes. Están, además, de acuerdo con Bush en que discriminaría injustamente a los procedentes de otros países.

Los demócratas, en cambio, han saltado sobre la oportunidad de atraerse el voto hispano y defienden una amnistía para los mexicanos y todos los demás. 'Antes de fin de año tendremos lista una ley de regularización', anunció Tom Daschle, líder de la mayoría demócrata en el Senado.