"Los actuales modelos lingüísticos deben desaparecer"

Ana Eizaguirre (Zarautz, 1949), profesora y madre de dos hijos, preside la Confederación de Padres de Centros Públicos de la comunidad vasca, que representa a los padres de unos 150.000 alumnos de entre 2 y 18 años de unos 400 centros.

Pregunta. ¿Con qué novedades se enfrentan al nuevo curso escolar?

Respuesta. Lo único que hay son anuncios de cambios y de cumplirse, supondrían, en definitiva, cambiar las leyes fundamentales que hay en educación. Se están lanzando salvas, pero no sabemos qué va a pasar. Se habla de la ESO como un cúmulo de problemas y, sin embargo, ha traído numerosos beneficios al alumnado. Otra cosa es que tiene vacíos importantes que hay que llenar. Pero eso no significa que haya que cambiar la ley, como se viene diciendo. No nos gusta que se diga que se va a separar al alumnado según su futuro y según sus capacidades.

P. ¿Se favorecería a los alumnos con más posibilidades?

R. A lo que nos suena a los padres y madres es a una división entre alumnos listos y tontos. Está claro que no todos tienen que estudiar lo mismo a partir de los 14 años. Pero sí tienen que conseguir el título de secundaria obligatoria, que es a los 16. Habrá que hacer adaptaciones, pero siempre con vistas a las necesidades del alumnado. Pedirle a una persona de 14 años lo que va a ser a los 44 es un poco difícil. En la ESO se ha visto claramente que lo deciden en la última etapa. Hay que orientar a los alumnos para sepan elegir.

P. ¿Están los padres preparados para orientar a sus hijos?

R. Los padres tienen cada vez más información, pero sigue siendo uno de los grandes vacíos existentes. Por eso, un trabajo fundamental de nuestras federaciones es explicarles las distintas etapas de los estudios. Los padres y madres tienen que vincularse al centro para saber lo que es más importante. La doble participación es esencial.

P. El Consejo Escolar aboga por la desaparición de los modelos lingüísticos. ¿Está de acuerdo?

R. El alumno tiene derecho a ser bilingüe a los 16 años. A partir de ahí, creemos que hay que quitar las letras, que los modelos deben desaparecer y, a cambio, el centro debe ofertar un proyecto educativo adaptado a su entorno.