Sobre Algeciras

Hace unos días, aunque Mercedes lo niegue, hacía calor en Algeciras y su alcalde no sabía cómo vender la cosa.

Pese a este calor sofocante, pese a su alcalde y pese al abandono casi total de esta zona de Andalucía por parte de todo el mundo, salí con unos amigos a tomar unas cervezas y unas estupendas tapas. Faltaba el café y eso lo puso el hotel Cristina: el café, las maravillosas vistas al puerto y su belleza arquitectónica. Nicolás me contó algo de su historia y también el rumor de que su alcalde, Patricio, sueña cada noche con la idea de montar en este hotel su palacio como 'zar de todo el Campo de Gibraltar'.

Con historias y rumores nos dirigimos a Getares a ver el atardecer y en La Sirena, bar con muchas historias, pude contemplar cómo las motos acuáticas revoloteaban entre los bañistas. Al principio no me lo podía creer, ¿motos acuáticas salpicando de agua a los niños con sus cubitos y palitas? ¿En la orilla? ¿Sabría el zar Patricio y toda su cohorte cuál era la situación, sacará alguna tajada, saldrá en alguna foto del Europa Sur vestido de neopreno cortando cabezas de niños con su moto?

Después de hacerme estas preguntas y ya que no aparecía la policía, nos fuimos para no ser testigos de algún baño de sangre. De vuelta a la ciudad, Nicolás me quiso mostrar la Plaza Alta, paramos un momento en un aparcamiento para discapacitados, pensamos que por un momento no pasaría nada, pero pasó. En 10 minutos la grúa se había llevado el coche y 8.000 y pico de pesetas de multa. Por fin comprendí que con Patricio no se juega, las motos pueden cortar cabezas en la playa, pero como alguien aparque incorrectamente... Patricio te la corta.

En fin, lo que había sido un bonito día, se convirtió en una triste tarde. Pero Algeciras sigue ahí, con sus gentes, sus calles, sus tapas, sus hoteles con historia, con su calor aunque Mercedes lo niegue y aunque a Algeciras le duela, su zar-alcalde y su servicio de grúas exprés.