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Reportaje:

Fin a la pesadilla amarilla

Llegan al aeropuerto de L'Altet el primer grupo de turistas alicantinos retenidos 3 días atrapados en China

Cuatro de la tarde, aeropuerto de L'Altet (Elche). En la terminal de equipajes llegan los primeros pasajeros del vuelo con origen en Shangai (China). Sobre ellos cae una nube de periodistas ansiosos por retratar al grupo de alicantinos más famosos de la última semana. No juegan al fútbol ni han aparecido en ninguna película, pero su historia está en boca de todos. El pasado sábado se disponían a coger el avión de regreso, tras pasar varias semanas recorriendo el gigante asiático, cuando su guía confundió la terminal y perdieron el vuelo. La sorpresa llegó cuando Sinhua Travel Service, agencia de viajes china que habían contratado desde Alicante, les indicó que debían abonar 350.000 pesetas y esperar hasta el 18 de septiembre para volver a España.

Por fortuna, las presiones del Gobierno chino, la embajada española en este país y el Ministerio de Asuntos Exteriores, hicieron que la aerolínea China Eastern se ofreciera a trasladar a los pasajeros de forma gratuita. El primer grupo, de 20 personas, llegó ayer por la tarde llegó a Alicante, mientras que el segundo salió por la noche del aeropuerto chino. En total son 56 españoles (52 valencianos, muchos de ellos de la provincia de Alicante, 2 madrileños y dos catalanes). De ellos, la última en llegar será una mujer, hospitalizada por faringitis, que según sus compañeros debe guardar tres días de reposo.

En realidad, el hecho de que parte de estos intrépidos viajeros cenaran ayer paella en vez de arroz tres delicias es mérito de los intereses turísticos y no tanto de las maniobras políticas. El vicecónsul de España en Shanghai, Ignacio Romero, recibió los titulares de la prensa española y los mostró a las autoridades chinas, haciéndoles ver el miedo que esta clase de sucesos podía originar entre los turistas extranjeros. Las negociaciones fueron, según han descrito los propios viajeros, arduas y largas, y se prolongaron desde la tarde del lunes hasta la madrugada del martes. 'Su comportamiento ha sido ejemplar', explica Emilia Tortosa, vecina de Ontinyent, en referencia al vicecónsul (auténtico héroe del viaje). 'No nos abandonó en ningún momento, la verdad es que no creo que durmiera o comiera mientras se negociaba nuestro regreso', afirma Paco Escudero, vecino de Alicante.

La situación no llegó a ser tan desesperada como la opinión pública imaginaba. En estos cuatro días de nervios y esperas, el Gobierno chino les alojó en hoteles de cuatro estrellas y corrió con los gastos de alimentación. No obstante, los pasajeros explicaron en los pasillos de L'Altet que el estrés psicológico nunca les abandonó hasta que embarcaron con el avión de regreso. 'No podíamos dormir sabiendo que en cualquier momento podíamos coger un vuelo. Cada día nos levantábamos y nos cambiaban de hotel', comenta Enrique Chipont. Una de las anécdotas que contaban el grupo de repatriados a sus familiares y amigos fue la 'incansable lealtad del guía chino'. A pesar de su error, el empleado turístico no abandonó a los viajeros españoles hasta su regreso. 'Venía y nos saludaba -comentó una de las niñas- cuando en realidad nosotros queríamos matarlo'.

Uno de los turistas es recibido por su familia a la llegada a L'Altet, ayer.
Uno de los turistas es recibido por su familia a la llegada a L'Altet, ayer.OLIVARES NAVARRO
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