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Ahogados a 20 metros de la playa

Los bañistas de Almería contemplaron atónitos cómo unos inmigrantes morían en aguas en las que casi hacían pie

Quienes acuden a la playa de Torregarcía, en Almería, antesala del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, buscan tranquilidad y calma. Su acceso, un largo camino de tierra sin asfalto y trufado de grandes pedruscos, disuade a las avalanchas de domingueros. Por eso Joaquín Góngora y su esposa, Isabel, eligen siempre este enclave del paraje natural que está declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 1997: 'Venimos a esta playa porque es la más solitaria'. Y nunca pasa nada. Hasta que, la tarde del miércoles, la pareja y sus tres hijos fueron testigos, junto a otros grupos de bañistas, de la llegada de un pesquero marroquí con medio centenar de inmigrantes. 'Yo he contado 41, pero puede que fueran más. Algunos iban con chalecos salvavidas pero eran de mala calidad y se les rompían', explicaba Joaquín. Eran casi las siete de la tarde. Un destartalado pesquero de unos 15 metros de eslora se aproximaba a la orilla de forma aparatosa. Poco antes, su dueño, que lo tenía atracado en Beni Enzar, en Marruecos, había denunciado el robo de la nave. De ser cierto, es la primera vez que los magrebíes llegan a las costas españolas en un pesquero robado.

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El barco fondeó a unos 100 metros de la playa y ocurrió lo insólito bajo la mirada de los bañistas: decenas de inmigrantes comenzaron a saltar por la borda e intentar llegar a nado hasta la orilla. 'No dábamos crédito a la escena. Como la resaca era tan fuerte, al ver que no llegaban, el barco los acercó un poco más. Entonces fue cuando encalló', describe Joaquín. Él y su esposa dieron aviso a la Guardia Civil, a través del móvil, del desembarco que se estaba produciendo ante sus propias narices. Ana y Juan, otra joven pareja que tomaba el sol en la playa, describían abrumados lo acontecido al atardecer: 'Hemos visto cómo antes de lanzarse ellos al agua tiraban un bulto, con ropa seca. Quienes conseguían llegar salían corriendo con él en la mano'.

Los bañistas seguían la aventura espeluznados. 'Conforme llegaban a la orilla se desperdigaban por el campo y hubo uno que, al no poder llegar a nado, gritó durante más de media hora pidiendo auxilio. Al final alguien lo recogió en una lancha privada porque la Guardia Civil vino con medios terrestres únicamente', relata la mujer de Joaquín. A pesar de estar a escasos 20 metros de la costa, a sólo dos metros de profundidad, cuatro inmigrantes perdieron su vida por no saber nadar. La policía logró detener a 13 y remolcó el barco hasta Almería.

Se desconoce el número de magrebíes que llegó. Algunos bañistas aseguraron ver a un centenar, aunque la cifra más creíble ronda los 50 o 60. Caída la noche del miércoles, todavía era posible ver caminar por la autovía en dirección hacia Almería a algún inmigrante que presumiblemente había escapado de la policía.

EFE
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