El dueño del bar dice que un cliente halló el cochecito mortal en un lavabo
La Ertzaintza desconoce aún quién rellenó con 10 o 15 gramos de pólvora el cochecito de juguete que resultó mortal para una mujer de 62 años e hirió de extrema gravedad a su nieto de 16 meses. Sin embargo, ya sabe que el cochecito, una pequeña réplica del escarabajo de Volkswagen del tamaño de un 'cenicero', fue hallado el viernes por la noche en los lavabos del local por un cliente que lo entregó en la barra, según ha confirmado el propietario del café-billar Txioka, Mikel Lezama.
El propio Lezama lo utilizó 'tres o cuatro veces' sin percatarse de que llevaba un interruptor y una pequeña carga explosiva. Después lo guardó en la cocina, pensando que pertenecía 'a una familia con críos' conocida del local que poco antes había tomado café. 'Era un juguete para un crío de un año o dos, sencillo, sin peso ni nada', precisó. Después de que nadie lo reclamara durante el fin de semana, pensó en tirarlo, pero su empleada Idoia Galarraga (tía de los niños heridos) se lo pidió 'para los sobrinos'. El dueño del bar aclaró que el único juguete encontrado fue el cochecito y que la jirafa de peluche que apareció en el vehículo donde ocurrió la explosión fue un regalo de un cliente al que le tocó en una tómbola.
La policía vasca ha conseguido averiguar las características del artefacto, que ha descrito como un cilindro metálico, como los de aire comprimido, relleno de pólvora y con una bujía al lado. El mecanismo estaba preparado para activarse con la energía suministrada por las pilas del cochecito a la bujía en el momento de poner en marcha la palanca de encendido del juguete. La chispa de la bujía lo hizo estallar.
Ayuda ciudadana
La Ertzaintza aún no ha identificado ni al autor ni al destinatario real del juguete-trampa, por lo que el Departamento de Interior ha solicitado la colaboración ciudadana para aportar más luz a las investigaciones. El esclarecimiento de los hechos que rodearon la explosión del juguete es una tarea prioritaria para el Gobierno vasco, que no ha descartado ninguna hipótesis, aunque la ausencia de un destinatario conocido y la falta de precedentes similares están dificultando la investigación. La Ertzaintza pide pistas que conduzcan, sobre todo, a la identificación del autor del artefacto y de quien lo abandonó.
El dueño del bar estaba ayer muy afectado por el fatal desenlace que ocasionó el juguete. Lezama reconoció que el padre de los niños es delegado del sindicato independentista LAB, pero descartó cualquier vinculación política de su establecimiento y negó que el suceso pudiera estar relacionado con un ajuste de cuentas entre bares.
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