El pequeño herido sigue 'muy grave' y bajo ventilación asistida tras ser operado

El niño J. G. C., de 16 meses, herido el lunes al estallarle un cochecito de juguete cargado con pólvora en San Sebastián, sigue 'muy grave', está con 'ventilación asistida convencional', fuertemente sedado y bajo el efecto de analgésicos, según el parte médico emitido ayer por la mañana, 24 horas después de la explosión, por el Hospital Donostia. Las constantes vitales del pequeño se mantienen 'dentro de la normalidad' con 'estabilidad hemodinámica y homeostasis normal', según explicó Eduardo Pérez Yarza, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, donde el J. G. C. está ingresado. El doctor eludió pronunciarse sobre las secuelas que padecerá y se limitó a explicar que el objetivo principal de los médicos es asegurar que viva. Inmediatamente después del atentado, el niño, que viajaba en el regazo de su abuela, fallecida casi en el acto, fue sometido a una intervención quirúrgica de ocho horas, en la que participaron especialistas en neurocirugía, cirugía pediátrica, cirugía plástica y oftalmología.

El niño quedó ciego como consecuencia de la explosión, que le causó el estallido de ambos globos oculares. Al ser ingresado, también tenía fracturado el hueso frontal izquierdo y había perdido masa encefálica. Sufría asimismo múltiples lesiones postraumáticas causadas por los restos del juguete bomba y heridas traumáticas en la mano derecha. El centro hará público otro parte cuando haya cambios en el estado del paciente.

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, acompañado por el portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz, y por el viceconsejero de Seguridad, Mikel Legarda, acudieron por la mañana al hospital. Por la tarde, lo hizo el ministro de Agricultura y Pesca, Miguel Arias Cañete, en representación del Gobierno. También acudió el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte.