'LA SELVA', UNA DENUNCIA CONTRA LA ESCLAVITUD
Leonel Vieira y Karra Elejalde acaban de rodar en Manaus una película dedicada a los explotados
Muy poca gente sabía en Estados Unidos y Europa que conducir cómodamente un vehículo a principios del siglo XX y durante la II Guerra Mundial suponía una clara contribución a la explotación de seres humanos en la selva brasileña. El director portugués Leonel Vieira y el actor español Karra Elejalde acaban de rodar en el corazón del Amazonas La selva, de Ferreira de Castro, una adaptación de una de las mejores novelas épicas de la historia de la literatura portuguesa. El retrato de la infame explotación de los seringueiros (recolectadores de la savia del caucho) a manos del poder despótico de los terratenientes constituye una denuncia contra la esclavitud que, a juicio de ambos, aún se consiente en muchas zonas del planeta.
La selva cuenta la historia de un joven portugués que, exiliado en Brasil por sus ideas monárquicas y en busca de fortuna, se traslada a los campos de caucho del Amazonas. Engañado por el terrateniente, el joven no es destinado a la administración de Villa Paraíso, sino a las cabañas de los seringueiros en el infierno verde. La coproducción portuguesa, brasileña y española, con un presupuesto de 600 millones de pesetas, cuenta con un gran equipo de esos tres países y un destacado grupo de actores de reconocido prestigio internacional. El portugués Diogo Morgado, una de las grandes promesas del país vecino, interpreta al protagonista; Karra Elejalde, al temible capataz del campo; el brasileño Cláudio Marzo al terrateniente; y la brasileña Maitê Proença, a la bella mujer del patrón; sin olvidar al portugués Tó Melo, actor fetiche del director; el brasileño Chico Diaz o el joven español Sergio Villanueva. La película se ha rodado en escenarios naturales y necesitó de la construcción de Villa Paraíso, el campo de esclavos que la producción ha donado al Estado de Amazonas para levantar un museo a los seringueiros.
El director de la película, Leonel Vieira, explica que rodar La selva era 'un sueño que pensaba llevar a cabo de aquí a 15 o 20 años'. No obstante, convenció a los responsables de la productora Costa de Castelo para realizarla mucho antes de lo que esperaba y superó muchas dificultades. ¿El motivo para aceptar ese riesgo, ese desafío? No existe una razón concreta, sino una acumulación de factores. Vieira lo explica así: 'Por un lado está mi fascinación por el trópico y, sobre todo, por el Amazonas. Después para contar la historia de los portugueses. Hoy por hoy, después de la dictadura de Salazar, se ha olvidado el significado y la importancia de Portugal en el mundo. Precisamente nosotros tuvimos una influencia excepcional, para lo bueno y para lo malo, en la construcción de Brasil, uno de los países más grandes del planeta. Y por último, llevar a la pantalla una novela épica, una historia universal que denuncia algo que todavía existe en el mundo aunque sea de forma encubierta: la esclavitud, la explotación de seres humanos encadenados a salarios de miseria y sometidos por el látigo'.
Los seringueiros eran engañados con una futura fortuna, pero se pasaban años pagando el viaje y el sustento diario con salarios miserables. Karra Elejalde reconoce que la película es, sin ninguna duda, 'una denuncia contra la esclavitud y un canto a la libertad y a la dignidad de las personas, aunque no hace falta que yo diga esto, porque en España ya saben de qué pie cojeo'. Karra explica que 'ese mismo sistema de explotación lo padecen millares de mujeres en Europa que, con la ilusión de un futuro mejor, se ven sometidas por las redes de la prostitución y pasan años para pagar su viaje al paraíso y su sustento diario'.
Por otro lado, Leonel Vieira explica que La selva contiene 'todos los ingredientes dramáticos de las tragedias de Shakespeare. Aquí se reflejan los grandes conflictos humanos: el amor, la pasión, la envidia, la traición, el odio, la tortura, la sumisión... Es un abanico de lo que se cuece en el interior de los seres humanos'. El director elogia también la calidad de los actores: 'Diogo Morgado es un actor joven, pero ya con mucha experiencia, una gran frescura y una mirada extraordinaria; tiene una gran fuerza en la mirada. Karra es un genio con una mente impresionante; de gran humildad y una devoción al trabajo insuperable. Karra es el buen humor y la ayuda en los malos momentos y, además, es buena gente. Lo ha bordado'.
El realizador está convencido de que 'nunca ha existido una coproducción con tan buen reparto de actores brasileños, portugueses y españoles'. Leonel Vieira sólo alberga un pequeño recelo: que los puristas no entiendan los cambios trazados a la novela. 'El texto de Ferreira de Castro', dice, 'sería un gran documental, pero no una película. Hemos tenido que adaptar el libro al lenguaje cinematográfico y crear algunos conflictos que no existen en la novela'.
Karra, un capataz de esclavos
El actor español Karra Elejalde reconoce que los malos son más interesantes que los héroes, tienen mayores facetas interpretativas. En La selva interpreta a Velasco, el capataz de un campo de esclavos.
Pregunta. ¿Cuál ha sido su interés en este filme?
Respuesta. Me encantan los nuevos realizadores. Ya trabajé en Portugal con Joaquím Leitao en Adán y Eva, algo similar a lo que ocurrió en España con Airbag, Álex de la Iglesia o Santiago Segura. Me gustan los nuevos realizadores. Siempre se trabaja con mucha ilusión.
P. ¿Su personaje es un auténtico malvado?
R. Es un gran villano. Un personaje que entendí podría sacarlo adelante con una cierta solvencia. Tengo el culo pelado de hacer de malo y, creo, no debo obsesionarme con estos personajes. No repetirlos. Generalmente los villanos son mucho más interesantes que los héroes. Los héroes son más sosos, más aburridos y tienen menos facetas interpretativas.
P. Su personaje está sacado fuera de contexto.
R. Sí, en la novela original Velasco es un portugués, pero por exigencias de la coproducción se convirtió en un español. En Brasil los colonizadores fueron portugueses, no españoles, y además los terratenientes fueron generalmente brasileños. Tenía un cierto recelo a que en España identificaran al gran villano, al cabrón, con el español, pero supongo y confío en que todo el mundo entenderá que se trata de un personaje ficticio que nada tiene que ver con la realidad.
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