Virgen del Cemento

Madrid limpio es capital. Así reza el cartel. Colonia Virgen del Cortijo, noreste de Madrid es capital. Cincuenta metros a la izquierda, la torre de mi casa. Cincuenta metros a la derecha, la fábrica de cemento Prebetong. Qué limpio está mi barrio, sin papeleras ni aparcamientos, enharinado de cemento, polvo de cemento esparcido por la alegre caravana de hormigoneras.

Madrugada veraniega de ventanas abiertas amenizada por la flota municipal de camiones de la basura. En mi barrio hay un aparcamiento enorme para los camiones de la basura del Ayuntamiento; los vecinos aparcamos en las aceras. Los coches, igual que los geranios de las terrazas, apenas se distinguen bajo la capa de polvo de cemento.

También hay en mi barrio una gigantesca estación de metro, Mar de Cemento podría llamarse; pero no, no hay estación, son las cocheras. Es el aparcamiento del metro. Por eso los vecinos de este barrio acabamos también cubiertos de cemento mientras esperamos el autobús en la parada que queda justo al lado de la hormigonera, a la izquierda según salen los camiones esparcidores de cemento. Si queremos ir andando a otra parada, a otro barrio, no podemos, porque en el nudo de Manoteras no hay paso de peatones. Menos mal que ya van a urbanizar Sanchinarro: con un poco de suerte, levantan pronto el Hipercoliflor y nos independizamos de una vez por todas de Madrid limpio es capital.