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Reportaje:

Una raya de cocaína desde Barcelona a Tierra de Fuego

Los 25.000 kilos decomisados este año, que habrían supuesto 250.000 millones para los 'narcos', permitirían trazar una línea de droga de gran pureza de 12.500 kilómetros

Jorge A. Rodríguez

Si alguien alguna vez se dedicara, con permiso de la autoridad, a extender con una tarjeta de crédito una raya con toda la cocaína que las fuerzas de seguridad del Estado han decomisado en lo que va de año, la blanca y cristalina línea de droga llegaría desde Barcelona hasta Tierra de Fuego, en el extremo austral de América. O lo que es lo mismo: si de cada gramo de los 25.000 kilos de cocaína retirados de la circulación hasta ayer salen unas diez dosis de unos cinco centímetros de longitud cada una, se podría trazar una raya continua y euforizante de 12.500 kilómetros. ¿Hay narices en España para tanta cocaína?

'No, aquí no hay mercado suficiente para tanta droga', contesta Gonzalo Robles, máximo responsable del Plan Nacional sobre Drogas (PND): 'Lo que ocurre es que España es desde hace tiempo el punto de entrada y distribución de la cocaína americana hacia Europa y, además, ha mejorado enormemente la eficacia policial contra el narcotráfico'.

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No cabe duda de que la mayor parte de esa cocaína, con la que los narcos podrían haber hecho una caja de 250.000 millones de pesetas, iba a reenviarse desde España hacia Europa, posiblemente a través de las conexiones de Rotterdam (Países Bajos) y de Albania, porque si no cada uno de los 40 millones de españoles podría haber tenido a su disposición 6,5 rayas. Pero tampoco hay duda de que parte iba a quedarse en España para abastecer al mercado local, cuya demanda ha crecido ligeramente durante el último año.

5.000 adictos 'oficiales'

Las encuestas del PND indican que el 1,5% de los españoles de entre 15 y 65 años (casi 495.000 personas) ha consumido alguna vez cocaína durante el último año. De ellos, unos 5.000 (un 0,1%) se confiesan consumidores diarios. 'Hombre, con las encuestas se pueden hacer estimaciones sobre el número de consumidores, que no siempre son fiables, pero desde luego no permiten saber cuánta cocaína se toma en España porque el consumo es variable', puntualiza Robles.

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Sí se sabe que durante las vacaciones de verano el consumo de drogas crece, especialmente el de las sustancias vinculadas a la diversión (cocaína, hachís, éxtasis...) porque hay más tiempo de ocio, y porque seguro que entre los 60 millones de turistas extranjeros que se calcula que van a pasar por España en tres meses muchos son amantes del perico. 'Es más, hay gente que acude a determinados lugares de España, como Ibiza o algunos puntos de la costa mediterránea, atraída por un modelo de diversión muy vinculado al consumo de drogas', precisa Robles.

Este aumento de la población cocainómana flotante, ¿explicaría el que en apenas cuatro días la Guardia Civil y la policía hayan requisado, en tres grandes golpes contra redes de narcotráfico sin relación entre sí, más de 12.000 kilos de cocaína? 'No, para nada. Es una cosa coyuntural, fruto de la casualidad, porque la operación en la que el otro día detuvimos a José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, y cogimos dos barcos con 5.000 kilos fue fruto de una investigación de meses y nada tiene que ver con la de Santurtzi (Vizcaya), que fue detectada en Aduanas', asegura José Luis Olivera, comisario jefe de la Unidad Central de Estupefacientes de la policía.

Lo único que explica este diluvio blanco es el fabuloso negocio que supone el tráfico de cocaína, en el caso de que salga bien. Miguel Ángel Barrado, comisario de la Brigada de Investigación de la citada unidad antidroga, lo explica: 'En la selva colombiana, se puede comprar el kilo de cocaína a unos 1.000 dólares [poco más de 180.000 pesetas, a cambio de hoy], siempre que compres una partida de 1.000 kilos. Si logras traerlos hasta Europa sin que te pillen, empeño cada vez más difícil, puedes vender cada kilo al segundo escalón de traficantes a unos tres millones de pesetas, siempre que se queden con los 1.000 kilos, porque si quieren menos, el precio sube'.

Ésos son los precios de la droga sin mezclar, porque los narcos tienen el don de multiplicar los gramos de droga. Que los adulteran, vamos, para sacarles más jugo. Los cálculos sobre los precios de la droga en la calle y sobre la degeneración de la pureza que realiza semestralmente la Oficina Central Nacional de Estupefacientes completan el panorama del negocio. Un kilo de cocaína con un 74% de pureza vendido al por menor viene a costar 5,7 millones. Cada gramo de ese kilo, rebajado a un 51% de pureza, se menudea en las esquinas a 10.000 pesetas.

Es decir, que si la partida de cinco toneladas que supuestamente compró Sito Miñanco en la selva por mil millones de pesetas (a 1.000 dólares el kilo) la hubiera podido escamotear y venderla a tres millones de pesetas, el beneficio, descontados los gastos de transporte y ocultación, el beneficio hubiera sido fabuloso: ¡14.000 millones de pesetas! 'Es por el gran beneficio por el que se embarcan en estas operaciones, de las que hacen una o dos al año', asegura el comisario Barrado.

Un cuarto de billón

Según esos mismos cálculos, los 25.000 kilos ya decomisados este año podrían haber reportado a los mayoristas 75.000 millones. Los expertos calculan que si esa cocaína se vendiera sin mezclar en el mercado gramo a gramo en la calle, a 10.000 pesetas cada uno, los ingresos totales de la cadena del narcotráfico alcanzarían el cuarto de billón de pesetas, casi casi el presupuesto anual de la región de Murcia. 'Desde luego que este año se ha dado un palo muy importante a los ingresos de las redes de narcotráfico', se ufana Robles. Por ello, el ministro del Interior, Mariano Rajoy, no ha dudado en calificar el 2001 como 'el año negro del narcotráfico'.

Los expertos antidroga insisten en que el aumento de los decomisos de cocaína no están relacionados con un aumento del consumo sino con la eficacia policial. Esa eficacia ha permitido que los agentes españoles hayan decomisado en los primeros meses de este año 25.000 kilos de cocaína, frente a los 6.156 de todo 2000. Ese mismo año, las fuerzas de seguridad detuvieron a 5.377 personas y denunciaron a otras 11.442 sólo por tráfico de cocaína. 'Vistos los datos de incautaciones y detenciones de España, comparados con los de Alemania y Francia, la diferencia es abismal. ¿Qué pasa, que en esos países no hay cocaína? Claro que la hay, pero no cogen tanta porque sus policías no tienen tanta eficacia', sentencia el comisario Olivera. 'Que quede claro que nuestro objetivo no es coger kilos, sino desarticular las organizaciones de tráfico de drogas', puntualiza Barrado. 'A nosotros, en esta última operación, no nos interesaban los kilos, que si se agarran mejor, sino capturar a la organización de Sito Miñanco, que ha caído completa'. De hecho, según Gonzalo Robles, el final de la llamada operación Grumete se dilató en el tiempo hasta que se pudieron reunir todas las pruebas contra Sito y su banda.

Sito Miñanco, Laureano Oubiña, el clan de los Charlines. Todos han caído, pero el negocio va a seguir. 'Les tomarán el relevo otros, los segundones o los aprendices, pero son más vulnerables', asegura Robles. Los comisarios Olivera y Barrado son más drásticos: 'La policía nunca descansa ni olvida: por eso, tarde o temprano, caerán todos'.

Alijo de cocaína incautado por la Guardia Civil en el puerto de Santurtzi, el pasado día 14.
Alijo de cocaína incautado por la Guardia Civil en el puerto de Santurtzi, el pasado día 14.TXETXU BERRUEZO

El juez encarcela a Sito Miñanco

El titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, ordenó ayer el ingreso en prisión incondicional del narcotraficante gallego José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, de 46 años, y de los otros seis detenidos en Madrid durante la operación Grumete contra el tráfico de cocaína, incluido el lugarteniente de Sito, el colombiano Enrique Arango, Kike. Según fuentes jurídicas que cita la agencia Efe, los siete detenidos -dos gallegos y cinco colombianos- fueron trasladados a la prisión madrileña de Soto del Real, acusados de un delito de tráfico de drogas por su implicación en el alijo de entre 4.000 y 5.000 kilos de cocaína incautados en alta mar, a mil millas de la Guayana Francesa. Sito Miñanco, que ya cumplió condena por narcotráfico y está pendiente de una sentencia de la Audiencia Nacional por otra operación de drogas, fue el último en declarar ayer y durante el interrogatorio negó cualquier tipo de participación en los hechos que ahora se le imputan. Ante la policía, Prado Bugallo se negó a prestar declaración.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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