_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Banqueros

Me sorprende que la noticia principal sea la separación de hecho de dos banqueros, Amusátegui y Botín. Borra los minúsculos incidentes del día: los bárbaros del Norte y los ladrones del Sur, que roban en los juzgados mientras los funcionarios y los jueces van a desayunar. Queda apenas el asunto de Gescartera, porque está en relación con la sagrada economía. Y alguna foto de los bárbaros catalanes agarrando por los pescuezos, retorciendo brazos. Inocentes: no tienen papeles: con lo fácil que es robarlos de un juzgado. Víctimas de una ley racista nazi del paleofalangista Aznar y del inútil perdedor Mayor Oreja. Se los llevan de la plaza de André Malraux: ¿qué diría él, si viviese? Probablemente, nada. El hombre que escribió la primera y mejor novela de la guerra de España, L'espoir, o La condición humana: un filósofo rojo que terminó de ministro del general De Gaulle.

La condición humana es evolucionar hacia lo contrario. No quiero citar con mala palabra a Malraux: me regañaban siempre por ello personas respetables para mí como Max Aub y José Bergamín. No viene a cuento: sólo que la plaza de su nombre era refugio de los perseguidos, de los huidos de la miseria, y en ella han entrado los medievales de Pujol, la alcaldesa, el gobernador: unidad admirable.

En todo caso, es verdad que son asuntos menores, y los medios tienen razón en dar a sus lectores una noticia incomprensible y que no tiene repercusión en sus vidas. Los creyentes dicen que la Iglesia son todos; la banca somos todos. Desde la más sencilla cuenta de ahorro de la hijita hasta la gran hipoteca, o los créditos de todas clases. Para cobrar las nóminas, para pagar los servicios.

La verdad es que para el peatón no va a cambiar nada, pero tampoco cambió nada para el cristiano cuando sacaron a san Jorge del calendario. El nombre de Botín sí suena. A veces es el hombre que tiene más dinero en la Bolsa, otras veces es Polanco o Mr. Zara. Antes no se sabía quiénes eran los banqueros, y cuando se sabía, mal asunto. March fue popular porque la República le encarceló, se compró la cárcel y el director y se escapó, y luego financió a Franco. Los bancos eran acero y hierro y mármol, con empleados serios y confortadores: ahora sortean cacharros de cocina. Tampoco se sabía quiénes eran los jueces, ni quién se acostaba con quién entre la buena sociedad. También era distinta la buena sociedad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_