Un vestuario impropio
El de 1994 fue un año horrible para la Festa d'Elx. Se cambió el vestuario de los cantores. Sin más ni más. Se pretendió justificar tan polémica y discutible renovación en una búsqueda de 'mayores contrastes en las tonalidades, textura original, colores auténticos', tratando de conseguir una 'mayor frescura para los cantores, más vistosidad y más fidelidad histórica' y de 'adecuarlos a la época original'. Una pretensión no explicitada claramente, pero perseguida, era que resultaran televisivos. Y, en efecto lo son, quien los diseñó mostró su profesionalidad. Pero se trata de una buen faena en un sitio equivocado. Fue antes el Misteri que la tele; el audiovisual tendría que adaptarse a la liturgia, y no al revés.
El Misteri es madre de la música, embrión de la ópera, semilla del teatro, padre del espectáculo, y mucho más; pero, en definitiva, no es más que una paraliturgia. Es liturgia. Y su vestuario es la indumentaria ceremonial católica; con su propia evolución y algún popular anacronismo. No se trata de túnicas, mantos o babis, se trata de amitos, albas, cíngulos, dalmáticas, casullas y capas; una estola no se puede transfigurar en un foulard o una bufanda; no se trata de buscar contrastes cromáticos, es que los colores y los tejidos, son los que corresponden a las exigencias y normas de la acción litúrgica.
Esta envoltura abre la puerta a intervenciones excéntricas en el movimiento escénico y los gestos -no son abrazos los saludos apostólicos, es el antiguo rito de la paz- , también heredados de la liturgia, y, al final, llegar a que no cuadre ni la forma de cantar, ni los cantos, ni tan siquiera las palabras, ni la lengua, con los estándares de la internacional, moderna y más globalizadora escuela del Jesuschrist Superstar. El merecido reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad es una oportunidad para una conveniente y necesaria restauración de atuendos, dicciones, acciones, melodías, que devuelva al Misteri toda la grandeza de su identidad, que le proporciona universalidad.
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