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Reportaje:

Una minoría creciente

Treinta de los 250 ayuntamientos con que cuenta el País Vasco están dirigidos por mujeres

No es que la llegada de una licenciada en Filosofía y Letras a la alcaldía de Berango revolucionase este pueblo (4.380 habitantes), pero algo ha cambiado desde que hace dos años Miren Dobaran es su máxima representante. 'Nosotras vamos siempre al grano, a lo esencial, porque tenemos que acabar pronto para llegar a casa y poner la lavadora o hacer la comida', confiesa la alcaldesa, de 30 años. Y es que, aunque apenas ya nadie se sorprenda de tener que rendir cuentas ante una alcaldesa, sólo 30 mujeres gobiernan entre los 250 municipios vascos: 13 en Guipúzcoa (el 14,7% de los regidores de la provincia), 12 en Vizcaya (10,8%) y cinco en Álava (9,8%). Es un avance imparable: durante la primera legislatura de la democracia, sólo hubo tres alcaldesas en Euskadi.

Pero la presencia de las mujeres en la política vasca puede pesar más que el frío resultado de un porcentaje. Desde que Miren Dobaran es alcaldesa, los plenos transcurren a un ritmo más rápido, existe un plan de igualdad, la asociación de mujeres disfruta de un local y, en un parque que guarda la memoria del ciclista Ricardo Otxoa, hay quien aprecia su huella femenina. Sólo en una ocasión esta corporativa del PNV no fue saludada con simpatía: 'Un hombre dijo que, si hubiera un alcalde, un camino rural se habría arreglado mucho antes. Pero fue algo aislado, porque el resto de los comentarios han sido buenos', indica.

Tal vez por el paso del tiempo, Pilar Ardanza recuerda que, cuando en 1989 se estrenó como regidora en Durango, no siempre encontró los brazos abiertos, como advierte que ha podido ocurrir con otras muchas trabajadoras de cualquier empresa privada. 'Los cambios siempre hacen que haya gente encantada y que otros estén recelosos. Al principio, quizás notaba un poco las miradas y oía algún comentario del tipo: 'A ver qué tal lo hace'. Pero ahora no me siento incómoda', destaca esta representante del PNV, la formación que cuenta con más alcaldesas en el País Vasco, seguida por EH.

Tan pronto como tomó posesión en esta localidad de 23.000 habitantes -la más grande en Euskadi de las gobernadas por una mujer-, Ardanza dedicó dos días a la semana a entrevistarse con sus vecinos y ordenó que le pasasen cualquier llamada sin preguntar el nombre del interlocutor, una decisión que todavía mantiene. Esta licenciada en Derecho aún recuerda los actos oficiales a los que acudía con su hija de un año. 'Aunque al final siempre encuentras un hueco [para la familia], sabes que los fines de semana no puedes decir me olvido y pliego', considera.

La primera edil de Zarautz, Maite Etxaniz, de EA, de 36 años, opina que la forma de dirigir un Ayuntamiento depende de la persona y no de su sexo. 'Hay que procurar que las mujeres tengan una oportunidad, pero una vez que la tienen, y yo creo que las de mi generación la hemos tenido, quien vale para el puesto, vale y punto', sostiene.

A la alcaldesa de Armiñón, Rosa Marcos, le cuesta compatibilizar el cuidado de sus hijos de 22, 20 y 13 años, sus suegros y su casa con su labor en una institución que, pese a tener apenas a 130 vecinos empadronados, da 'muchísimo trabajo'. La única primera edil del PP vasco (la de Lasarte, Ana Urchueguía es la única del PSE-EE) nunca se ha sentido menospreciada por ser mujer en sus dos años como representante local. Sufrió hace poco el desdén de un anciano vecino, quien, cuando le ofreció llevarle a Vitoria en coche, le respondió: 'No, yo con mujeres no me monto'.

Para Nerea Zubizarreta, peneuvista de 51 años, las grandes obras como la canalización del río o la construcción de zonas industriales en Azkoitia (10.500 vecinos) tuvieron prioridad en su programa desde el inicio de su mandato, hace seis años. 'Pero yo siempre he estado muy interesada en la educación porque no conseguiremos nada si no formamos a las personas. Aunque no sé si es así porque soy mujer', agrega.

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