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El Gobierno redobla la vigilancia en el reformatorio tras fugarse otro menor

La Comunidad saca "tarjeta amarilla" a los gestores de El Pinar por la cadena de incidentes

Hacia las 3.30 de ayer, cuatro internos de 16 y 17 años -dos españoles y dos marroquíes- se fugaron de El Pinar rompiendo una ventana (que están reforzadas pero sin barrotes). Pero sólo uno de ellos, un español de 17 años acusado de robo con intimidación, logró escapar. El resto fue capturado, 'antes de que llegasen a saltar la doble valla que rodea el recinto', por una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía que había sido avisada por la dirección, según Víctor García, coordinador del Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF) para todos los reformatorios de la región.

García asegura que la tensión se arrastraba desde el domingo pasado. Ese día, hacia las 12.30, un marroquí de 17 años logró fugarse por el agujero abierto en la alambrada que rodea el centro por otro chico que lo había intentado previamente, sin lograrlo.

'Cada vez que un chaval consigue marcharse se crean situaciones difíciles porque otros quieren hacer lo mismo', afirma García. 'Lo mismo ocurrió tras las fugas de ayer. Para evitar incidentes, la dirección llamó al mediodía a los policías antidisturbios, que permanecieron sólo media hora en el centro y se marcharon', añade. A última hora de la tarde, la situación no estaba del todo normalizada, pero sí más tranquila, según el propio García, que seguía en el centro.

Cadena de incidentes

Los incidentes de esta semana se suman a otras dos fugas que se produjeron en abril; a un motín, en junio, durante el cual cuatro menores se hicieron fuertes en uno de los módulos provocando destrozos hasta que llegó la policía; y a la dimisión de la directora del centro, Florencia Pozuelo, en abril, 'por razones personales', cuando sólo llevaba dos meses en el cargo.

Hace un mes, el Gobierno regional reforzó el control sobre El Pinar: a los responsables de la asociación Cicerón sumó un coordinador y dos técnicos propios.

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El viceconsejero de Servicios Sociales, José María Alonso Seco, acudió ayer al mediodía al centro para buscar soluciones al conflicto. Entre las medidas adoptadas está duplicar el número de vigilantes privados en el interior del recinto, pasando de cuatro a ocho. Asimismo, hay un acuerdo con la Delegación del Gobierno para que dos patrullas policiales recorran el exterior del reformatorio 'hasta que se calme la tensión existente'.

El centro, con capacidad para 40 menores, sólo tiene 27 internos con edades entre los 16 y los 18 años. La mayoría está acusada de atracos y a la espera de juicio. El Pinar se inauguró el pasado 13 de enero al entrar en vigor la nueva Ley Penal del Menor, que eleva a los 18 años la edad mínima de ingreso en prisión y establece que la rehabilitación de los jóvenes autores de delitos de 16 a 18 años (y en algunos casos hasta de 21) se haga en reformatorios, no en cárceles.

El viceconsejero Alonso Seco niega que el programa educativo de Cicerón esté fallando. 'Estos muchachos antes hubieran estado en la cárcel con ganas de fugarse y ahora viven en estos centros, de carácter más educativo, pero las ganas de evadirse no se les han quitado. La tarea de recintos como El Pinar es formativa, no penitenciaria, pero tampoco se trata de un colegio', explica. El recinto está dividido en módulos, rodeado por una doble valla y cuenta con medidas de seguridad como detectores de metales y monitores de televigilancia.

'La nueva ley penal es un reto, supone el paso de un modelo penitenciario a otro educativo y eso conlleva riesgos. Siempre ha habido fugas en los centros de reforma, pero cabe esperar que ahora pueda haber más porque atienden a jóvenes de mayor edad que antes', apostilla el viceconsejero. También hace hincapié en que existen algunas dificultades culturales porque entre los internos de El Pinar hay un 60% de menores magrebíes llegados solos a Madrid 'con otra cultura y otra educación'. Se trata de un colectivo que llega a España sin apoyo familiar, sin dinero y con expectativas económicas que a menudo no se cumplen. Eso hace que parte de estos jóvenes, sin medios, sin documentación y sin familiares que les frenen, corran el riesgo de caer en la marginación y la delincuencia.

El viceconsejero resta importancia a la falta de experiencia de Cicerón, que, cuando asumió este centro, el pasado 13 de enero, estaba aún sin inscribir en el registro de asociaciones. '¿Quién tenía en enero experiencia en la gestión de centros de reforma?', reflexiona. UGT y CC OO, la oposición y el defensor del Menor, Javier Urra, criticaron que la Comunidad dejase en manos privadas algo tan sensible como la reinserción de menores delincuentes. UGT exigió ayer al Gobierno regional que acuerde 'de manera inmediata' que la gestión del reformatorio sea asumida por el Instituto del Menor.

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