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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

'¡Venga, a limpiar esto!'

El Ayuntamiento de Barcelona se ha empeñado en limpiar la imagen de la plaza de Catalunya. Los 120 inmigrantes expulsados de este enclave la madrugada del lunes durmieron ayer por primera vez en dos meses fuera de la esquina que les ha servido de casa. Esta zona estaba custodiada la madrugada de ayer por cinco furgones policiales para impedir el acceso de otros inmigrantes.

En lugar de subsaharianos, los bancos de la plaza acogían a parejas de turistas que comían bocadillos mientras descansaban de su ruta del modernismo o de la Barcelona olímpica. Ni rastro de los fardos y paquetes de los subsaharianos. La brigada de limpieza se había empleado a fondo.

Pero el campamento, más que desaparecer, cambió de escenario. Los desalojados pasaron la noche en la avenida del Paral·lel, frente al servicio municipal de atención al inmigrante con la esperanza de que por la mañana alguien de esta oficina les ayudaría. Pero no fue así. Cuando a las nueve de la mañana las oficinas abrieron sus puertas, los 120 inmigrantes se agolparon ante la entrada entre empujones y gritos contra los agentes de la Guardia Urbana que les vigilaban.

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La tensión no llegó a más, pero los policías no estaban dispuesta a permitir este desorden. El responsable de la Guardia Urbana enviado a la zona fue preciso en las órdenes que dio a sus agentes: 'Venga, a limpiar esto!'. Inmediatamente los policías pusieron orden en la cola entre empujones y gritos.

La calma volvió al lugar a media mañana, cuando algunos de ellos aprovecharon para asearse con agua que traían en botellas. 'No hay problema, ya estamos acostumbrados', repetía uno de ellos. Ignoraba, sin embargo, que asearse o afeitarse en plena calle había sido uno de los motivos por lo que el ayuntamiento decidió expulsarlos de la plaza.

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Informe sanitario

El informe de la condiciones higiénico-sanitarias que el consistorio realizó el pasado 30 de julio advierte en uno de sus puntos de que 'se detecta el servicio de una persona que realiza trabajos de peluquería a un número indeterminado de personas'. Esto, junto a la degradación del césped de la plaza a causa de los orines y la acumulación de residuos en el pavimento, motivó la expulsión.

El informe de salud pública, con una extensión de dos folios, concluye que estos residuos pueden atraer a roedores y a algunos insectos. También alerta de que los malos olores 'contribuyen a degradar la salubridad de la zona'.

Estos peligros parecían no importar demasiado a los inmigrantes obligados a dormir en este punto. 'En la plaza de Catalunya por lo menos había césped', se quejaba por la tarde John Okoroma, uno de los representantes de los inmigrantes. En medio de la desesperación, una nota de esperanza: un vecino del barrio de Sants llegó a última hora de la tarde con una furgoneta cargada con agua y comida. La primera ayuda en dos días.

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