'¿Un hombre, aunque inalcanzable? Richard Gere'

Niurka Montalvo (La Habana, 1968) es la campeona del mundo de Sevilla en salto de longitud, a quien las autoridades cubanas impidieron participar en los Juegos Olímpicos de Sydney, una resolución llena de polémica que en su momento pudo resultar traumática para una atleta llamada a luchar por el oro. Después de diversos avatares, personales y profesionales, tras su triunfo sevillano, la hispano-cubana ha vuelto a entrenarse con Rafael Blanquer, el técnico valenciano que la llevó al éxito hace dos años. Ahora promete ser la misma de entonces, aunque no le guste nada el libro que está leyendo.

Pregunta. Dígame una manía suya, una extravagancia, una superstición.

Respuesta. Nada, nada. No tengo ninguna. Ahí no hay por dónde cogerme.

P. Un hobby enfermizo. Algo que le haga perder la noción del tiempo.

R. Leer, pero no precisamente el libro en el que estoy ahora.

P. ¿Cuál es?

R. Se llama Qumran y es un libro rarísimo, de religión, de judíos ortodoxos, de esos que llevan tirabuzones. Extrañísimo, la verdad. No me gusta nada, prefiero las historias que tengan trama, pero estoy decidida a terminarlo. Lo compré en el aeropuerto para el viaje a Canadá.

P. ¿A qué teme en la vida?

R. A nada.

P. ¿Qué es lo que más le gusta del oficio de atleta?

R. Sin ninguna duda, saltar.

P. ¿Y lo que más odia?

R. Trabajar las series largas, de resistencia. Pero, ojo, que para mí ya son largas las de más de 200 metros, que es una ridiculez para muchos, por ejemplo, para cualquier atleta de medio fondo.

P. Una película.

R. Lo que el viento se llevó.

P. Una canción.

R. El progreso, de Roberto Carlos.

P. Un hombre, aunque seguramente resulte inalcanzable.

R. ¿Aunque sea inalcanzable? Richard Gere.

P. ¿En qué atleta le gustaría reencarnarse?

R. Ahora mismo, en nadie en particular.

P. Un lugar, un momento mítico.

R. Sevilla, 1999. Mi medalla de oro. En eso no tengo dudas.