¿Dopaje? No, hay niños delante
Nike censura las preguntas comprometidas de los periodistas en un acto publicitario de exaltación de sus figuras
Es la nueva forma de la comunicación global. Cójase a una figura venerable; para el caso, Michael Johnson, que, prejubilado, no compite en Edmonton, y désele un micrófono de presentador. Rodéesele de las estrellas preferidas, a ser posible variadas: un trío europeo, Paula Radcliffe, Nils Shumann, Mark Lewis-Francis, y un cuarteto norteamericano, Mo Greene, Marion Jones, Stacy Dragila y Mark Boswell. Vístaseles de colores alegres (tendencia parchís: nikis amarillos, azules, rojos y verdes) y adecuados. Permítase alguna broma, ironía o indirecta -el legendario pique entre Johnson y Greene, celosos y con ombligo, continuó soterrado: 'Siéntate, Mo; aquí quien manda soy yo', dijo Johnson al histriónico sprinter, que había empezado antes de tiempo su show. Y, sobre todo, que haya niños, muchos, que quedan muy bien en las fotos. Los periodistas, a poder ser, que se atengan al guión o se queden calladitos.
Todo le iba así, sobre la seda, a Nike el jueves bajo una calurosa e incómoda carpa. Los niños, educados, habían preguntado a las estrellas y aprendido que es necesario tener sueños y poderlos hacer realidad, que la vida es bonita y todo es 'okay'. Llegó después el turno de la tribu de reporteros. Preguntas esperadas: ¿qué tal en Edmonton?, ¿vais a correr mucho?, ¿a ganar más?... Respuestas sonrientes. Y, de pronto, una cuestión inesperada y dirigida a la británica Rad-cliffe, la menos estelar de las presentes, paradigma de la lucha y el coraje, siempre segunda, que no oculta su condición de activista contra el dopaje: '¿Qué opina de la polémica entre [la rumana Gabriela] Szabo y la Federación Internacional por la EPO de [la rusa Olga] Yegorova?'. La sonrisa se secó. Antes de que terminara el periodista, John Capriati, el responsable de Nike, levantó la voz por el micrófono: 'Éste no es el lugar para ese tipo de preguntas. La siguiente, por favor'. Automático, eléctrico. Como si fuera peligroso para la salud mental de los niños enterarse de las verdades del atletismo. Reaccionó como un padre con el mando a distancia ante una película violenta o erótica.
Pese a todo, el acto continuó como si tal. El objetivo era la foto y se consiguió. Aun a costa de exageraciones. Jones y Greene, enseñando a los niños a colocarse en los tacos de salida; dando la salida con un micrófono; acudiendo a salvar a un niño que, aterrado y ridículo, había tropezado y se había caído. Como lanzándose a un río infestado de cocodrilos, la pareja,los reyes de los Mundiales, corrieron a levantarle. Diligentes, docenas de cámaras les rodearon en el heroico momento. Todos se rieron. Todos disfrutaron.
Ayer, la gente Nike se asustó por la importancia dada por los medios locales a la pregunta censurada, se movilizó y trató de explicarse en la línea de la nueva comunicación global: algo así como que ya se sabe que Nike, una compañía de y para los atletas, está y estará contra el dopaje, pero el sitio no era el adecuado y con tanto periodista no habríamos acabado de hablar del asunto.
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